
El gobierno español, en cambio, ha guardado un riguroso silencio, cómplice con los intereses de los fondos buitres
El 30 de julio de 2014 se cumple el plazo para que Argentina pague a los acreedores que aceptaron el plan de restructuración de su deuda externa. Una sentencia dictada por un Juez estadounidense impide, en una aplicación extensiva hecha por ese mismo Juez que el pago girado por Argentina sea entregado a los tenedores de los bonos de restructuración. El Juez, de 84 aƱos y con el entendimiento limitado, a tenor de las declaraciones de quienes presenciaron las audiencias, pertenece ideológicamente a la ultraderecha americana y ha respondido afirmativamente a todos las solicitudes de los fondos especulativos. En su resistencia a las demandas de los mismos Argentina ha enfrentado cientos de procesos de embargos internacionales y una campaƱa mediĆ”tica de descalificación brutal, a la que se han sumado entusiastamente muchos de los principales medios de prensa espaƱoles creando una notable desinformación . Pero todos estos hechos son mĆ”s o menos conocidos y esta breve nota no pretende profundizar en los mismos. El plazo pasara y con default declarado o no la vida continuara. Puede triunfar la razón y la justicia o la especulación y la codicia de los fondos y las personas retribuidas por los mismos en lo que eufemĆsticamente se denomina un lobby, una forma de soborno un poco sofisticada. Inclusive podrĆa no triunfar nadie, pero son muchas las enseƱanzas que de la situación deben sacar los paĆses que tienen la desgracia de ceder su soberanĆa sometiĆ©ndola a tribunales estadounidenses.
Argentina recibió durante este largo proceso innumerables muestras de solidarias. Desde el Mercosur, su Ć”mbito natural, pasando por el G77 mĆ”s China, Unasur, paĆses como Francia, MĆ©xico, Brasil, Italia o 100 parlamentarios britĆ”nicos por solo mencionar algunos. Otros paĆses, como el propio gobierno norteamericano, manifestaron su preocupación respecto al problema planteado. El gobierno espaƱol, en cambio, ha guardado un riguroso silencio, cómplice con los intereses de los fondos buitres. Pese a que el default podrĆa perjudicar intereses que defendió con tanto empeƱo, como el pago del acuerdo por la expropiación de Repsol, o el cumplimiento del acuerdo firmado por Argentina con el Club de Paris, se opta por los fondos especulativos en lugar de por apoyar la soberanĆa de un paĆs amigo. La āmadre patria ācomo nos enseƱaban en el Colegio a los argentinos mira para otro lado como si no tuviera nada que ver, o nunca hubiera reestructurado su deuda externa. No es raro, despuĆ©s de la pleitesĆa repugnante que se rindiera a un especulador como el Sr. Adelson por el cual se cambiaron varias leyes, nacionales y autonómicas, o la venta continua de activos espaƱoles a fondos extranjeros, pagados a precio de saldo y con presumibles abundantes comisiones por medio. Si en cambio sorprende el abandono a las empresas espaƱolas instaladas en Argentina, que tambiĆ©n resultarĆan perjudicadas por una crisis económica. Tampoco puede dejar de destacarse la falta de definición del PSOE, a diferencia de otros grupos de la izquierda espaƱola. Cien parlamentarios britĆ”nicos paĆs que mantiene un fuerte enfrentamiento con Argentina por la usurpación de las Islas Malvinas pueden sin embargo mostrar su apoyo a la posición de la misma respecto a los fondos buitres, pero el PSOE, no es capaz de una mĆnima declaración, manteniendo su error de caracterización del gobierno argentino, al que consideran, por āpopulistaā, poco defendible, aliĆ”ndose de hecho con una oposición polĆtica argentina totalmente desautorizada y respondiendo a las posiciones que les va dictando , entre otros, el grupo Prisa, volcado a hacer negocios con las derechas latinoamericanas. Es difĆcil que con estas posiciones EspaƱa consiga mantener su papel de interlocutor privilegiado con AmĆ©rica Latina, o puente con la Unión Europea. Otros interlocutores, mĆ”s sensibles a la realidad de esos paĆses, ocuparan ese lugar, esperemos que con mejor Ć©xito. Siempre queda tiempo para rectificar, pero a los amigos se lo conoce en las malas mejor que en los Ć©xitos.