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viernes. 13.06.2025
HISTORIA | EDUARDO MONTAGUT

El debate sobre el colonialismo en la Segunda Internacional

La cuestión colonial apareció en el Congreso de París del año 1900 con la ponencia del socialista holandés Van Kol, bien conocedor de las colonias holandesas.

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El socialista holandƩs Van Kol. (Foto: Wikimedia Commons)

La discusión sobre el colonialismo en la Segunda Internacional refleja claramente la división en el seno del socialismo a principios del siglo XX entre las dos grandes posturas del mismo: la reformista y la revolucionaria.

La cuestión colonial apareció en el Congreso de París del año 1900 con la ponencia del socialista holandés Van Kol, bien conocedor de las colonias holandesas, donde defendió una política colonial positiva. En esta línea estarían tres grandes socialistas reformistas o revisionistas, el alemÔn Bernstein, el francés Jaurès y el belga Vandervelde. Pero la mayoría votó en contra del colonialismo de forma contundente. Tenemos que tener en cuenta que se acababan de vivir los acontecimientos del 98, de Fachoda, la revuelta de los Boxers y la durísima y sangrienta guerra de los Boers.

La postura mÔs favorable al colonialismo se basaba, como se puede comprobar en la moción de Van Kol en el Congreso de 1904 en Ámsterdam, en cuestiones económicas, en que era inevitable en una sociedad en expansión. La postura anticolonial fue defendida por el britÔnico Hyndman.

Los conflictos en el norte de Ɓfrica, en Marruecos, en los aƱos 1905 y 1906, asĆ­ como en el Congo y en Ɓfrica central, y los levantamientos en el Sureste AsiĆ”tico convirtieron la cuestión colonial en un tema de intenso debate en la opinión pĆŗblica y en el seno de la Internacional, especialmente en el Congreso de Stuttgart de 1907. En esta reunión aparecieron tres posturas. En el extremo mĆ”s favorable al colonialismo destacó David, miembro de lo que se conoce como la corriente imperialista del SPD. Europa tenĆ­a necesidad de las colonias; es mĆ”s, necesitarĆ­a seguir aumentĆ”ndolas, ya que sin ellas el continente serĆ­a como China desde el punto de vista económico. En este sentido, el francĆ©s Rouanet defendió que era falso considerar la colonización como un fenómeno puramente capitalista, ya que era tambiĆ©n un hecho histórico. HabĆ­a que obtener en las colonias mejoras considerables. Ante inmensos territorios, los paĆ­ses civilizados europeos y norteamericanos debĆ­an utilizar esos espacios para mejorar sus propias existencias.

Una visión mÔs moderada, menos extremista, era la defendida por Van Kol, en la misma línea que venía planteando en los últimos Congresos, es decir, la inevitabilidad del hecho colonial y cómo la política colonial se podría reconducir en un sistema socialista en un sentido civilizador y no explotador. Esta postura se basaría en el carÔcter humanista del socialismo. Se criticaba la brutalidad seguida por las potencias coloniales pero no la existencia de colonias en sí. El sistema colonial, sin esa explotación y brutalidad, podría ser positivo para otros pueblos. Bernstein y Vandervelde seguían defendiendo esta postura. Bernstein no quería que los socialistas mantuvieran un criterio puramente negativo ante esta materia. Había que rechazar por utópica la idea de abandonar las colonias. Como existían había que ocuparse de ellas. Una cierta tutela de los pueblos civilizados sobre el resto de los pueblos era una necesidad. Sin lugar a dudas, había una evidente carga paternalista en esta postura.

Kautsky reaccionó con dureza ante la moción de Van Kol. Por una estrecha mayoría se aprobó la condena a todo tipo de colonialismo. La misión civilizadora que se asignaba a la sociedad capitalista no era mÔs que un pretexto para encubrir la sed de explotación y de conquista. Solamente la sociedad socialista podría ofrecer a todos los pueblos la posibilidad de desarrollar plenamente su civilización.

Rosa Luxemburg y otros líderes socialistas internacionales, incluyendo Karl Kautsky (Alemania), Victor Adler (Austria), Georgii Plekhanov (Rusia), Edouard Vaillant (Francia) y Sen Katayama (Japón) en el Congreso de 1904 en Amsterdam

El debate sobre el colonialismo en la Segunda Internacional