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Francisco Nieto |
Estamos ante un documental que así de entrada nos conduce a una disyuntiva a la hora de valorar si se trata de un buen trabajo o no. Si nos atenemos al amateurismo de la filmación, poco más de una hora de dirección, fotografía y montaje demasiado básico que podría pasar perfectamente por un video-blog y una historia simple en la que no sabemos si un anciano marinero podrá llevar a cabo su nueva aventura en su minúsculo vehículo acuático diríamos sin lugar a dudas de que se trata de un documental flojo.
Pero si por otro lado nos atenemos al personaje en sí, a lo que representa y a todo lo que le rodea en cuanto a “modus vivendi” y forma de pensar entonces la cosa cambia, y todo lo explicado se torna de repente harto interesante. Aquí no vamos a valorar si en la balanza pesa más una premisa que otra, y dejaremos que sea el espectador el que decida, y así de paso a ver si de esta manera hemos captado su atención y se deciden al visionado.
Hablemos un poco del protagonista del relato. Sven Yrvind es un marinero sueco que además se dedica a construir barcos y a escribir libros sobre la materia. Es conocido por haber realizado varias travesías oceánicas en sus diminutas embarcaciones, En 1980, Yrvind dobló el Cabo de Hornos en el 'Bris II', con un barco de su propio diseño, solo y en pleno invierno, un récord de navío diminuto que haya cruzado el Cabo. Este inusitodo logro le valió la medalla de marinería del Royal Cruising Club. Sven comenzó a construir el 'Exlex Minor'.
La construcción finalizó durante el verano de 2020 y el 30 de junio Sven zarpó desde Ålesund, Noruega. Pronto se hizo evidente que el barco no podía transportar adecuadamente las provisiones para el viaje, lo que hacía que el progreso fuera lento y que el Exlex Minor no pudiera navegar lo suficientemente alto contra el viento. Sven se vio obligado a abandonar sus planes originales y navegar hacia las Azores lo más directo que pudo.
Esta es la peripecia que se nos explica en el documental. Cómo cuando la pandemia de la COVID empezaba a asomar la cabeza el anciano marino se empecinó en llevar a cabo su cometido contra viento y marea, alertado por sus conocidos de lo peligroso del asunto y la frustración de ver como los impedimentos se iban multiplicando a medida que llegaba la hora de zarpar.
Es curioso observar al detalle la construcción de estos cascarones que a simple vista parece que no van a poder soportar empresa alguna y cómo después, y gracias a las exhaustivas explicaciones del protagonista nos va convenciendo de que los ilógicos son los demás. No entiende como las construcciones sean cada vez más pesadas y menos ligeras, y que se hayan dejado de utilizar inventos como el que él patentó, un pequeño instrumento de medición de ángulos utilizado en la navegación llamado Sextante Bris.
Este punto de incomprensión y de contraste entre su filosofía de vida y la realidad circundante quizás sea uno de los puntos de la obra más a tener en cuenta. Él, que vive aislado y pasa el tiempo entre el diseño de navíos, la lectura y demás aficiones contemplativas se ve obligado a abrirse al mundo si quiere encontrar patrocinio para sus descabelladas peripecias, y así su grado de exposición se ve traducido en conferencias, seminarios y publicaciones en redes sociales que le acercan a sus seguidores. El hombre no lo acaba de llevar muy bien, y se dan casos tan rocambolescos como lo que le ocurrió en la recepción real ofrecida por los Reyes de Suecia a la que asistió. Dijo a los monarcas que si le obligaban a llevar traje no se presentaba, y al final se salió con la suya y acudió a la gala con la ropa de cada día. Genio y figura...

Está claro que Yrvind no es intrépido, sino que, en cambio, muestra valentía y resiliencia al perseguir su pasión por la navegación y el diseño de barcos. Como uno de los navegantes, inventores e idealistas encantadores más legendarios de Suecia, la historia de Yrvind es fascinante e inspiradora, y así lo ven las personas que han tenido o directo: amigos; exparejas; mecenas y hasta un joven con el que compartió alguna de sus aventuras, y que ahora, mucho más talludito, valora positivamente la convivencia con alguien tan especial, aunque también reconoce el punto de irresponsabilidad que tomaron al hacerse a la mar en circunstancias tan extremas, como por ejemplo cuando uno de los navíos está a punto de hundirse a causa del mal tiempo y el protagonista sigue leyendo en la cama sin darle mayor importancia.
Esta es una historia de aventuras que inspira y confirma que la buena salud es vivir persiguiendo la propia pasión, no solo sobrevivir pasivamente. Mantenerse conectado con la naturaleza es el otro elemento fuerte que se nota. Se pueden extraer a su vez profundas reflexiones sobre la naturaleza de la existencia. Su determinación de forjar su propio camino, a pesar de las expectativas sociales y el paso del tiempo, nos desafía a cuestionar las limitaciones que nos imponemos.
Un documental cautivador que combina la emoción de un extraordinario viaje por mar con profundas reflexiones filosóficas. La audaz expedición de Sven Yrvind se convierte en una metáfora de nuestros propios viajes por la vida, instándonos a examinar nuestras elecciones y aspiraciones.
Tanto si te interesa la navegación como si simplemente disfrutas de una buena historia de aventuras, El filósofo del mar colmará tus expectativas.