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domingo. 08.06.2025
CINE

‘Molt lluny (Muy lejos)’: afuera para llegar adentro

Gerard Oms encuentra un aliado para dar vida al protagonista en Mario Casas, a quien ha ayudado a prepararle papeles previos en su faceta como coach actoral.

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Aleix Sales | @Aleix_Sales

2008. Un chico, Sergio, acude a ver un partido del RCD Espanyol en la ciudad holandesa de Utrecht y, en el momento de regresar a casa, sufre un ataque de pánico, tira la cartera en una papelera y decide quedarse un tiempo. Con este punto de partida un tanto misterioso (¿cuáles son las razones?), Gerard Oms cuenta la experiencia curtidora del inmigrante de sobrevivir en un lugar desconocido y hostil para los que vienen de fuera, manteniéndose en esa línea del enigma que envuelve un ambiente plasmado desde el naturalismo.

De la veracidad que transpira la propuesta de Molt lluny emerge una emoción sincera y exenta de maniqueísmos

Dicen que, a veces, uno tiene que irse lejos para encontrarse a sí mismo pero, en lugar de marcharse de retiro espiritual a Asia, Oms prefiere huir del buenismo de novela de aeropuerto y explicar este autodescubrimiento identitario en un reverso frío, duro y profundamente anclado en la realidad. Sergio se las apaña como puede en una sociedad que, tras la máscara de la educación y la pulcritud, esconde una altivez y discriminación hacia los no autóctonos quienes, a su vez, también presentan diferencias de clase sustanciales entre los europeos medianamente calificados, los no calificados o los subsaharianos en total estado de precariedad. Molt lluny es la historia de esta supervivencia y, paralelamente, un coming-of-age homosexual sutil que contrapone el opresivo entorno hipertestosterónico y heteronormativo en el que se ha criado Sergio y su verdadero ser, que dificultosamente puede ser plenamente aceptado en él. Para su debut en la gran pantalla, Oms se basa en parte de su propia experiencia y la aprovecha notablemente porque imprime franqueza en un relato que no va a lo fácil, es decir, evita el tremendismo y la sucesión de desgracias con el fin de despertar compasión y lágrimas a cualquier precio. En su lugar, apuesta por hablar con naturalidad y que la captura del gesto mundano sea más elocuente que un subrayado de guión -que en algún momento los hay-. Por eso, adopta un estilo directo -las calles de Utrecht parecen vistas con los mismos ojos que la Bruselas y Valonia de los hermanos Dardenne-, con cámara en mano y un montaje seco, tajante, a cargo de Neus Ballús, con las que reforzar la dureza y distancia.

Bien es cierto que, en su decisión de no ser explícita en muchos aspectos, peca en ocasiones de una leve falta de verosimilitud, especialmente en lo que concierne a la relación de Sergio con su familia (la gestión de su ausencia, el no-cuestionamiento…), así como de alargar algunas situaciones innecesariamente. Pero la película de Oms va calando poco a poco y ganándose al espectador, culminando en una brillante secuencia en una discoteca (y sus instantes posteriores) tremendamente emocionante, filmada con un grado de cercanía como hacía que no veía, remitente al Barry Jenkins más inspirado. A pesar de la aridez de su relato, Oms se permite colar gotas de humor mediante el personaje de David Verdaguer, un hombre enfadado constantemente con el mundo, quien compone un personaje muy reconocible y, simultáneamente, despreciable, sumamente humano. Un sujeto conseguido que merecía un cierre de subtrama no tan atropellado.

Molt lluny da otro significado al nombre de Gerard Oms: el de un cineasta que esperamos tener muy cerca

En un estreno en el largometraje con un material tan personal, Oms encuentra un aliado para dar vida al protagonista en Mario Casas, a quien ha ayudado a prepararle papeles previos en su faceta como coach actoral. Casas, un intérprete que ha ido creciendo a lo largo de su trayectoria, brinda su mejor trabajo hasta la fecha, en un ejercicio de contención que, cuando hace falta, sabe explotar la visceralidad del actor sin salirse de tono. Casas trabaja lo introspectivo partiendo de lo físico, basculando entre la seguridad y la fragilidad orgánicamente y perfilando esmeradamente la complejidad de Sergio en su proceso de adaptación y liberación. Una asociación fructífera de mutuo entendimiento entre director y actor que ha proporcionado una actuación muy conmovedora, liberadora, rutilante.

De la veracidad que transpira la propuesta de Molt lluny emerge una emoción sincera y exenta de maniqueísmos, fácilmente empatizable y que da otro significado al nombre de Gerard Oms: el de un cineasta que esperamos tener muy cerca. 

‘Molt lluny (Muy lejos)’: afuera para llegar adentro