
El movimiento obrero en Suiza tuvo una inicial impronta bakuninista. En el aƱo 1868, Mijail Bakunin fundó la Alianza Internacional de la Democracia Socialista y participó en el Congreso de Basilea de la Primera Internacional del aƱo siguiente como delegado. Sus ataques hacia Marx son conocidos. Bakunin pensaba que la Internacional pretendĆa la creación de un socialismo burocrĆ”tico, y acusó al Consejo General de ejercer una suerte de dominio sobre las secciones locales de la Internacional. Las ideas de Bakunin tuvieron una fuerte influencia, como es sabido, en Italia y en EspaƱa, pero tambiĆ©n en el Jura suizo.
Esta clara influencia anarquista en Suiza fue atenuĆ”ndose a medida que se avanzaba en la dĆ©cada de los aƱos setenta y fue adquiriendo mĆ”s fuerza el socialismo. En el aƱo 1873 se creó la Federación Suiza de Trabajadores. En una conferencia celebrada en el mes de octubre de 1888, en la ciudad de Berna, nació el Partido Socialdemócrata suizo. Su primer lĆder fue Alexander Reichel. Dos aƱos despuĆ©s, es decir en 1890, Jakob Vogelsanger fue el primer socialista elegido para el Consejo Nacional de Suiza.
Al comenzar el nuevo siglo, los socialistas suizos adoptaron las ideas marxistas. Eso ocurrió en el Congreso de Aarau de 1904. El encargado de redactar el programa del partido fue Otto Lang, a la sazón juez cantonal de Zurich. Los socialistas no dejaron de crecer, y en 1911 consiguieron formar grupo parlamentario propio en el Consejo Nacional al contar con 18 . Es importante destacar como en el aƱo siguiente, en el Congreso de NeuchĆ¢tel, los socialistas suizos se comprometieron para luchar por el reconocimiento del derecho al voto de las mujeres. En 1913, el Partido defendió el principio de proporcionalidad en el Consejo Nacional, es decir, ahondar en una mayor democratización del sistema polĆtico, y que se consiguió al terminar la Gran Guerra despuĆ©s de la huelga general de 1918, generada por las consecuencias polĆticas y sociales del conflicto dentro del paĆs. Otro Ć©xito socialista fue la limitación de la semana laboral a 48 horas en el aƱo 1920.
Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, los socialistas italianos junto con los suizos se movilizaron para intentar resucitar la Internacional y establecer una clara postura contra la Guerra despuĆ©s del fracaso del movimiento internacionalista para frenarla. Los socialistas contrarios a la Guerra se reunieron en la localidad suiza de Zimmerwald, muy cerca de Berna. Los participantes se dividieron entre los claramente pacifistas, que eran mayoritarios, y que pretendĆan que resucitara la Segunda Internacional con el fin de luchar por la paz y su mantenimiento, y la minorĆa mĆ”s a la izquierda, con Lenin como principal figura, y que defendĆa la creación de una nueva organización de socialistas contrarios a la guerra y que se aprovechara la guerra para potenciar la lucha de clases y la revolución.