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miƩrcoles. 11.06.2025

Leer y vivir

Leer, para mƭ, siempre ha sido un refugio contra las inclemencias de la realidad, a la vez que un vehƭculo fantƔstico con el que zambullirme en otros mundos posibles o imposibles, en otras vidas tan reales o imaginarias como la mƭa.

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Leer, para mĆ­, siempre ha sido un refugio contra las inclemencias de la realidad, a la vez que un vehĆ­culo fantĆ”stico con el que zambullirme en otros mundos posibles o imposibles, en otras vidas tan reales o imaginarias como la mĆ­a. Leyendo, puedo detener el tiempo y entrar directamente en otra dimensión sin moverme del sillón o de la cama en la soledad de mi casa, o rodeado de gente en la sala de espera del mĆ©dico o del dentista, de la estación de tren o del aeropuerto, en el banco del parque o la mesa del cafĆ©. Nunca me he explicado cómo puede haber tanta gente (mucha mĆ”s de lo que serĆ­a higiĆ©nico reconocer) que considera la lectura una actividad aburrida, demasiado formal, incluso fatigosa. Si bien aprendĆ­ a disfrutar del aburrimiento con esas dosis de imaginación tan entrenada en aquellos aƱos de mi adolescencia sin ordenadores ni videoconsolas, sin móviles ni televisión por cable, siempre he buscado cualquier excusa para divertirme y esa fue, sin duda, la razón que me llevó a los libros. Los libros, ademĆ”s, proporcionan un equilibrio vital para quienes, como es mi caso, abarcamos un amplio espectro de personalidades cuya cualidad mĆ”s definitoria es el oxĆ­moron, como por ejemplo: el transgresor perezoso, el charlatĆ”n introvertido o El viajero sedentario (Rafael Chirbes. Anagrama 2004). Pero leer no es sólo una vĆ”lvula de escape; me parece, sobre todo, una forma mĆ”s de disfrutar con plenitud de la vida, una de las mejores, desde luego. Y es que, como le decĆ­a MartĆ­n Echenique a su hijo MartĆ­n (Hache), pelĆ­cula de Adolfo Aristarain, a propósito de su falta de interĆ©s por la lectura: ā€œMe daba bronca que te perdieras uno de los mayores placeres que hay en la vidaā€, ā€œY el que se pierde eso, es un taradoā€.

Uno de los libros que, a mi modo de ver, mejor refleja, y de la forma mĆ”s original que cabe imaginar, el mĆ”gico universo de la lectura y los lazos que unen y a veces enredan y confunden la realidad con la ficción, al lector con las tramas de las novelas, al escritor con sus personajes, es Si una noche de invierno un viajero, de Italo Calvino. Una novela llena de novelas y unos personajes que somos nosotros mismos, sus lectores. Con un sentido del humor muy cercano a G.K. Chesterton, Calvino convierte la vida en novela y la novela en una forma de vida. Y esa es la esencia de la lectura, al menos tal y como yo la entiendo: la vida misma. 

Leer y vivir