
La actitud de Ana Botella en relación a este conflicto es ademÔs de vergonzosa, intolerable
Se cumple ya mĆ”s de una semana de huelga de la limpieza viaria y jardinerĆa en Madrid. No se sabe cuĆ”ndo va a finalizar, ya que las posibilidades de acuerdo estĆ”n todavĆa lejanas.
Las razones de la misma son simples: se quiere despedir a 1.144 (un 20%) de los 6.000 trabajadores de plantilla āya se despidieron 350 este verano y otros 1.000 el pasado aƱo- y reducir los salarios, despuĆ©s de lo ya reducido a lo largo de 2010 y 2011, no solo en mĆ”s de un 10 por ciento, sino en pĆ©rdidas de multitud de derechos consolidados del Convenio. El salario medio de estos trabajadores no alcanza los 1.000 euros mensuales.
ĀæPorque se quiere despedir a estos mil y pico trabajadores y reducirles el sueldo y sus derechos al resto?: Muy sencillo. Por un lado el Ayuntamiento de Madrid sacó a concurso la nueva concesión de la limpieza viaria y jardinerĆa reduciendo la cantidad que anteriormente pagaba en mĆ”s de un 20 por ciento (ya habĆa rebajado anteriormente otro 20%) y las empresas, pese a ello, participan en el concurso rebajando un 16% sobre la cantidad inicial del pliego. Evidente: el conflicto laboral y social estaba servido. Las empresas saben que los servicios que han obtenido son totalmente deficitarios, por lo que intentan trasladar a las costillas de los trabajadores el mismo, por la vĆa de despidos y de reducción de las condiciones de trabajo, incluidos los salarios.
Ante esta situación ĀæquĆ© tienen que hacer los trabajadores y sus sindicatos de clase? ĀæCallarse y aceptar las condiciones que las empresas y el Ayuntamiento quiere imponerles? O por el contrario Āæintentar oponerse y defender el empleo y las exiguas condiciones de trabajo que tienen? Para cualquier persona sensata estĆ” claro: defender su empleo y sus salarios. Lo contrario serĆa una irresponsabilidad.
Me consta que los sindicatos han estado y estÔn intentado negociar hasta la saciedad, pero las empresas, con la pasividad y connivencia del Ayuntamiento de Ana Botella, no han cejado en sus planteamientos: trasladar a los trabajadores el déficit de la concesión, por lo que éstos no han tenido otra salida que negarse a aceptarlo y convocar la huelga.
Ellos, los trabajadores, y los sindicatos convocantes saben lo delicado que es una huelga de estas caracterĆsticas, de las incomodidades que ocasionan a los ciudadanos, y de las crĆticas que pueden recibir, pero no les han dejado otra salida que la de pelear por su empleo y por su pan. Por eso necesitan hoy mĆ”s que nunca el apoyo y la solidaridad de los madrileƱos y de los que no somos de allĆ.
Los responsables de todo lo que estÔ pasando con esta huelga, la tienen tanto su Ayuntamiento, con su Alcaldesa, Ana Botella, a la cabeza, por reducir el pliego en las cantidades que lo ha hecho, como las empresas concesionarias, que al aceptar la concesión en esas condiciones económicas eran conscientes -se les advirtió previamente por lo sindicatos- del conflicto en el que se estaban metiendo no solo ellas, sino a los trabajadores y a los ciudadanos de Madrid.
Que se le vaya a todo el mundo de la cabeza, el conflicto no se va a solucionar ni con policĆas, ni con represión, ni con detenciones, ni con provocaciones y mucho menos demonizando a los trabajadores y a los sindicatos, como estĆ”n intentando hacer desde el Ayuntamiento, al hablar de violencia y de piquetes en lugar de propuestas y soluciones. Para violencia la suya al intentar mandar al paro y al hambre a otros mil trabajadores mĆ”s.
Este conflicto empezarÔ a tener visos de solución cuando el Ayuntamiento sepa y entienda que con estas cosas tan delicadas, como es el empleo y el pan de los trabajadores, no se puede jugar y que en sus manos, exclusivamente en sus manos, estÔ la solución, anunciando, por ejemplo, la retirada del ERE y sentÔndose a negociar propuestas serias. La actitud de Ana Botella en relación a este conflicto es ademÔs de vergonzosa, intolerable: lo provoca, y ahora quiere dejarlo pudrir, cuando la que de verdad apesta es ella.
No quisiera terminar sin una reflexión, que estÔ en el corazón mismo de este conflicto, de otros muchos que ya ha habido y de los que estÔn a la puerta de iniciarse.
Me explico. Desde que el PP estĆ” gobernando la mayorĆa de Ayuntamientos, Diputaciones Provinciales, Gobiernos Autónomos y Gobierno de este paĆs, entre otros muchos de los recortes que ha venido acordando e imponiendo, ha habido uno muy agresivo, aplicado con saƱa dirĆa yo, contra todos los servicios pĆŗblicos ya externalizados o privatizados de dichas istraciones y que afectan a miles y miles de trabajadores y trabajadoras ālimpieza viaria, recogida de basura, jardines, limpieza de edificios pĆŗblicos, ayuda a domicilio, vigilancia, mantenimiento, et.-, y que han consistido en lo mismo que ha hecho el Ayuntamiento de Madrid: reducir en estos dos aƱos las condiciones económicas de las diferentes concesiones de servicios en mĆ”s de un 30 por ciento de promedio, que las empresas han itido a pies juntillas e inmediatamente han intentado trasladar a los trabajadores vĆa despidos y reducciones de sus condiciones de trabajo, importĆ”ndoles un bledo que tales reducciones afectaran negativamente a los diferentes servicios.
Es por tanto un conflicto mucho mĆ”s amplio. El mismo estĆ” teniendo su expresión mĆ”s clara en Madrid, pero que si los diferentes Gobiernos del PP no terminan de una vez con esa polĆtica de recortes y ajustes sobre los servicios ya privatizados y las empresas no se niegan a participar de esta polĆtica, va a seguir abierto en muchos mĆ”s lugares y servicios que seguiremos sufriendo los trabajadores afectados y la mayorĆa de los ciudadanos.