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En el debate político contemporáneo, es común escuchar que el antiimperialismo y el soberanismo son ideas contrapuestas. Es más, las “izquierdas” liberales y engredas afirman que el soberanismo es reaccionario.
- Definiendo los conceptos
- La falsa dicotomía
- Ejemplos históricos y actuales
- La complementariedad en la práctica
- Llamamiento a la acción
Mientras que el primero se asocia con la resistencia a las injerencias externas, el segundo se vincula con la defensa de la autonomía nacional. Sin embargo, lejos de ser conceptos antagónicos, ambos se complementan en la lucha por la autodeterminación y la liberación de los pueblos. Este artículo busca explorar cómo estas dos ideas convergen en un proyecto común: la construcción de sociedades libres, igualitarias y soberanas. Veamos cómo lo articulamos a continuación.
Países como Cuba, Venezuela o Bolivia a los que ahora se unen Burkina Faso, Níger o Malí, han combinado una fuerte postura antiimperialista con la defensa de su soberanía nacional, resistiendo presiones externas y promoviendo políticas de autodeterminación
Definiendo los conceptos
- Antiimperialismo: Es una postura política que rechaza la dominación de un país o grupo de países sobre otros, ya sea a través de la fuerza militar, la explotación económica o la influencia cultural. Históricamente, ha sido una bandera de movimientos que luchan contra el colonialismo y el neocolonialismo.
- Soberanismo: Se refiere a la defensa de la soberanía nacional, es decir, la capacidad de un Estado para tomar decisiones autónomas sin interferencias externas. Este concepto enfatiza la importancia de preservar la identidad, la cultura y los recursos de un país.
La falsa dicotomía
- A menudo se presenta al antiimperialismo como una postura utópica, mundialista y antioccidental siendo esto último real, pero veamos este asunto en positivo, es una reacción de los pueblos a su pasado colonial, pero a su vez por la libertad que también incluye los de occidente, que sufren el dominio de sus élites y la explotación por ellas en especial por parte de la Anglosfera capitalista. Mientras se ve al soberanismo como una visión "nacionalista". Sin embargo, esta división es simplista y oculta la verdadera relación entre ambos.
- El antiimperialismo no niega la importancia de la soberanía; al contrario, la defiende como un requisito para que los pueblos puedan decidir su propio destino.
- Por su parte, el soberanismo no puede existir sin una postura antiimperialista, ya que la soberanía se ve constantemente amenazada por las presiones de potencias extranjeras.
El antiimperialismo y el soberanismo no son ideas contrapuestas, sino dos dimensiones de un mismo proyecto emancipador.
Ejemplos históricos y actuales
- Caso de América Latina: Países como Cuba, Venezuela o Bolivia a los que ahora se unen Burkina Faso, Níger o Malí, han combinado una fuerte postura antiimperialista con la defensa de su soberanía nacional, resistiendo presiones externas y promoviendo políticas de autodeterminación.
- Movimientos independentistas: En territorios sin estado como Irlanda del Norte, Cerdeña o Escocia, al igual que en España -estemos o de acuerdo- ha habido casos soberanismo que se han expresado como una resistencia a la dominación de Estados centrales, mostrando y ese es su principal factor para el ejemplo, que la lucha por la soberanía no es exclusiva de países subdesarrollados. Claro a esto hay que sumar en estos días ejemplos como el de Eslovaquia dentro la Unión Europea y la OATN que con enormes dificultades trata de articular su autonomía nacional y popular.
La complementariedad en la práctica
- Política exterior: Un Estado soberano debe adoptar una postura antiimperialista para proteger sus intereses y evitar caer en la dependencia de potencias extranjeras.
- Política interna: El antiimperialismo requiere fortalecer las instituciones nacionales y promover la participación de las clases populares, lo que a su vez refuerza la soberanía.
En conclusión
El antiimperialismo y el soberanismo no son ideas contrapuestas, sino dos dimensiones de un mismo proyecto emancipador. Mientras el primero nos alerta sobre los peligros de la dominación externa, el segundo nos recuerda la importancia de construir sociedades autónomas y autosuficientes. Juntos, estos conceptos nos ofrecen un marco para pensar en un mundo más justo y equitativo, donde los pueblos puedan decidir su futuro sin imposiciones externas. En un contexto global marcado por la desigualdad y la injerencia, su complementariedad es más necesaria que nunca.
Llamamiento a la acción
Es hora de superar las falsas dicotomías y reconocer que la lucha por la soberanía y la resistencia al imperialismo son dos caras de la misma moneda. Solo desde esta perspectiva integral podremos avanzar hacia un futuro de verdadera libertad y justicia para todos los pueblos.
Deseo que este artículo muy breve de forma consciente y esquemático adrede, sirva para aclarar concentos y sobre todo ayudar a rebatir al woke y el globalismo en su cruzada contra el soberanismo y máxime si este es de carácter socialista y transformador.