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jueves. 29.05.2025
ELECCIONES EN ALEMANIA

El 23F de Alemania y el rapto de Europa

El 23F de Alemania, el simbólico nuevo muro de Berlín y “La conjura contra América” de Philip Roth.
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Imagen del antiguo Muro de Berlín cerca de la Puerta de Brandeburgo, en diciembre de 1989.

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Nos estamos consolando con el mal menor. La gran coalición alemana cambiaría el puesto de canciller, pero se mantendría, lo cual relativizaría que un partido neonazi doble como poco sus últimos resultados electorales. Lamento echar un jarro de agua fría sobre tales expectativas, pero mis augurios no son tan optimistas. Tampoco parecía que Trump ganaría de calle y así fue. Solemos olvidar el voto juvenil, de una generación que se ve marginada y no tiene asideros para hacer planes vitales, al no abundar los empleos estables y ser muy difícil el a una vivienda. Quienes votan por primera vez no pueden comparar la situación actual con épocas pretéritas y las loas a la democracias pueden parecerles batallitas propias de una mentalidad senil.

Aunque se forme un gobierno sin el concurso de Alternativa para Alemania, las ideas defendidas por este partido político cuentan con el viento a favor del panorama mundial y es un hecho que van siendo paulatinamente adoptadas en la práctica por fuerzas políticas homologables a la CDU, para robarles parte de su electorado, sin advertir que con ello cavan su propia fosa y la del sistema democrático que se propone destruir el neofascismo reaccionario. Abascal participa sin pestañear en actos donde se realiza el saludo nazi a lo Musk o Banon, aún cuando ese gesto provoque la protesta del representante lepenista.

Vamos normalizando cosas que deberían escandalizarnos, como si no fuera determinante lo sucedido en la reciente conferencia de Múnich, donde se ha reclamado a Europa un cambio de rumbo en sus valores morales para contar con el favor estadounidense y no enfadar a ese Gran Hermano que quiere controlarlo absolutamente todo para convertir al planeta en un inmenso negocio financiero. Italia reivindica la memoria de Musolini, en España cunde cierta nostalgia del franquismo medio siglo después de su pacífica muerte y un copioso sector de Alemania está revisando su historia bajo una óptica impensable hace una década.

Las urnas alemanas dirimen hoy el destino más inmediato del viejo continente, de una Europa que puede verse raptada por un caprichoso Zeus trasmutado en el antiguo amigo americano

Una vez más Berlín se puede convertir en el epicentro de las convulsiones políticas del orbe. La sociedad alemana está erigiendo un muro simbólico entre cosmovisiones antagónicas como reflejo de lo que sucede por doquier. Hay razones que pueden explicar el fenómeno, como la brecha entre las dos Alemanias que dividió el muro. Tres décadas después de su caída, la ciudadanía del este sigue sintiéndose relegada y los datos avalan su malestar. El descontento social es más intenso en las zonas de lo que fue la RDA y eso ha potenciado el ascenso de quienes ofrecen soluciones fáciles a problemas muy complejos. Las elecciones del 23F nos darán la pauta de lo que puede suceder a corto plazo en Europa.

Cundo más falta haría una Unión Europea con las ideas muy claras, en su seno triunfan quienes aspiran a reeditar las reivindicaciones nacionalistas más radicales, cifrando el origen de todos los males en la emigración, el anti-racismo y cuanto engloba el término “woke”. Se desprecia mantenerse despierto ante la realidad y preferimos dejarnos hipnotizar por los artes del taumaturgo político de turno, que domina con maestría las malas artes de la propaganda desinformativa y reemplaza las evidencia con hechos alternativos hechos a su medida.

Aunque no ganase hoy, una fuerza política neonazi quedaría bien situada para ganar las próximas elecciones alemanas y, entretanto, podrá imponer sus prioridades a una partido conservador con serías dificultades para formar gobierno. Además contará con el fervoroso apoyo de quienes han convertido La Casa Blanca en una empresa privada y se creen habilitados para imponer sus intereses por encima de cualquier consideración, al aplicar la ley del más fuerte. Las urnas alemanas dirimen hoy el destino más inmediato del viejo continente, de una Europa que puede verse raptada por un caprichoso Zeus trasmutado en el antiguo amigo americano. ¿Cómo escribiría Philip Roth ahora “La conjura contra América”?

El 23F de Alemania y el rapto de Europa