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La permanencia de un republicanismo que era muy apreciado por el proletariado urbano español, así como la flexibilidad con que se desarrollaba el anarquismo que alcanzaba en Europa un papel dirigente cobre buena parte del sindicalismo y si a ello unimos el retraso en la movilización social en España nos viene a explicar la debilidad de la implantación del socialismo.
El fin de siglo supuso un mayor acercamiento al republicanismo y una participación en los organismos destinados a la reforma social
En los inicios del siglo el PSOE era un grupo muy reducido que carecía de influencia y de tenerla en el futuro. Fue fundado en el año 1879 por un grupo de trabajadores de tipógrafos que era la aristocracia de la clase obrera del momento y de médicos los cuales permanecieron muy poco tiempo en la organización.

Aparece en el año 1886 la UGT sólo tenía unos 4.000 afiliados al iniciarse la última década del siglo XIX. Su fundador y principal dirigente hasta su muerte fue Pablo Iglesias.
El fundamento ideológico de los socialistas españoles se lo daba a finales del siglo XIX el marxismo a través de escritores como Lafargue o sindicalistas como Guesde
Pablo Iglesias era de condición humilde era un hombre muy organizado y cumplidor de las obligaciones que significaba el partido y guardaba escrupulosamente la moralidad. Pablo Iglesias se convirtió en el símbolo del PSOE.
No era un dirigente que tuviera grandes principios ideológicos y no aportó nada al debate ideológico del socialismo y además demostró tener una inteligencia política bastante limitada que le hizo ser poco flexible y claro en sus planteamientos.
El fundamento ideológico de los socialistas españoles se lo daba a finales del siglo XIX el marxismo a través de escritores como Lafargue o sindicalistas como Guesde y siempre eran ses. El esquematismo de este marxismo francés se acentuó con el peculiar carácter de Pablo Iglesias.
Para el PSOE de fines de siglo sólo había dos clases que se enfrentaban, la burguesía y el proletariado, sin que hubiera forma de llegar a un acuerdo entre ambas. Para ellos la revolución era inmediata y toda su actividad debía basarse en que se produjera el colapso.
El fin de siglo intelectual atrajo más allá de nuestras fronteras a muchos intelectuales a las filas hacia las filas del socialismo. En España, la rigidez del partido y su disciplina evitaron la militancia de pensadores y escritores. Sirva como ejemplo Miguel de Unamuno que estaba afiliado y no pagaba la cuota de militante y sus preocupaciones religiosas nada tenían que ver con las del partido. Unamuno estaba interesado en el socialismo italiano y sus lecturas nada podían influir en un mundo tan ajeno a estas preocupaciones como el del PSOE de la época.
El PSOE no fue capaz de aprovechar el sentimiento de protesta social ante la guerra colonial. Su reacción ante esta guerra fue tardía y sus juicios acerca de los movimientos de los movimientos políticos que surgieron inmediatamente resultaron profundamente erróneos. Los socialistas malinterpretaron a Polavieja, al movimiento de las Cámaras de Comercio y a los nacionalistas periféricos, a los que no dudaron en calificar de aberración.
A comienzos del siglo XX ya la revolución no se presentaba tan rápida, sino como culminación de un proceso reformista. A lo largo del tiempo el socialismo español mantuvo una gran ambigüedad, fruto principalmente de la debilidad y de las insuficiencias teóricas.
El fin de siglo supuso un mayor acercamiento al republicanismo y una participación en los organismos destinados a la reforma social. A esto se unió el movimiento regeneracionista que sirvió al PSOE para crecer a nivel de todo el Estado.
Los planteamientos que hicieron los dirigentes del partido y los que desde fuera los apoyaban consideraban que el PSOE era instrumento de toma de conciencia de la clase obrera y de moralización del comportamiento electoral de proletariado.
En la primera década del siglo XX el socialismo prosiguió con su crecimiento, pero no sin dificultades y problemas. Eran los años en que la tesis de la huelga general de procedencia anarquista, había alcanzado una extensión muy considerable.

La UGT llego a 55.000 afiliados en el año 1905, pero en el año 1907 ya sólo tenía 30.000 afiliados, debido a su rechazo al republicanismo situación que cambio cuando se acepto al republicanismo en el año 1909.
En los Congresos nacionales del partido de los años 1903 y de 1907 ratificó la postura tradicional de repudio de no colaborar con los republicanos a pesar de que en la primera fecha los socialistas madrileños votaron a favor de esta colaboración. En el segundo Congreso del año 1907 los bilbaínos también apoyaron la colaboración con los republicanos. Las Juventudes Socialistas creadas en el año 1905, también mostraron su apoyo a colaborar con los republicanos aunque sólo en determinadas condiciones y circunstancias.
Fue la peculiaridad de la situación política al final del periodo de Maura lo que provocó el cambio de postura de los socialistas. Parece ser que algún socialista participo en los hechos de la Semana Trágica de Barcelona y además el PSOE había llevado anteriormente una fuerte campaña contra la guerra de Marruecos, condenando todo intento de expansión colonial y sobre todo el sistema de redención del servicio militar mediante el pago económico. El eslogan del POSE fue “O todos o ninguno”.
En otoño del año de 1909, el PSOE declaro que lucharía al lado de todas las fuerzas democráticas que se propusieran el restablecimiento de las garantías y el fin del gobierno conservador y decían “a condición de que todos sus actos sean serios y honrados y de que no se encuentren en contradicción con las aspiraciones del proletariado consciente”. A finales de ese año, en un mitin en el madrileño frontón Jai Alai, se pactó la alianza.
Este hecho tuvo un impacto importante en el PSOE que desde el año 1910 al año 1914, pasó de 23 concejales a 135. De 6.000 afiliados a 13.000 y la UGT pasó de 43.000 afiliados a 147.000. Las cifras eran importantes aunque todavía estaban lejos de los otros países europeos.

La diferencia esencial radicaba no tanto en los sindicatos como en la presencia en el Parlamento, muy superior en otros países europeos, porque allí el socialismo había roto su dependencia de tan sólo la clase proletaria.
El PSOE inició un camino con la elección de Pablo Iglesias en la lista de la conjunción republicano-socialista del año 1910 por la capital. Fue esto lo que le convirtió en una figura política nacional. Símbolo de la clase obrera e imagen idealizada de un santón laico a quien la derecha atribuía la condición de defraudador de los intereses de los sindicato, y la izquierda anarquista le daba el nombre de “señor capillas” por su supuesta moderación.

El PSOE celebró en el año 1912 el Congreso más importante de su historia y en el que por primera vez una representación internacional y presentó un programa general, municipal y agrario.
En estos momentos, Pablo Iglesias, que había sido tan inflexible con el cambio de táctica, había apreciado los beneficios que ésta la había aportado y decía “Había de estar ciego para no ver la necesidad y conveniencia de la conjunción” pues le había proporcionado a él más beneficios que las que el socialismo había dado a los republicanos.
Se produce en el año 1912 la entrada en el partido de algunos intelectuales, destacando Julián Besteiro, que procedía del radicalismo, que habría de jugar un papel muy importante en la dirección del partido.
Sin embargo, debemos de tener en cuenta que estos ingresos de intelectuales no produjo ningún cambio en el bagaje del partido puesto que no protagonizaron una reflexión propiamente reformista por el momento. No formaron parte de ningún reducto en el seno del partido. Posteriormente, Besteiro condenaría la tendencia de los intelectuales a inventar “un socialismo personal, arbitrario e inexistente”.

Para entender la historia del socialismo español antes de la Guerra Mundial hemos de tener en cuenta que fue un movimiento formado por unos cuantos núcleos locales y que se producían amplios vacios geográficos, y sin una organización sindical por Federaciones de industria verdaderamente nacional. Sólo los litógrafos la tuvieron antes de la segunda década del siglo XX.
La relación entre el sindicato y el partido variaba de forma ostensible de una zona a otra. La UGT madrileña era el sindicato predominante que incluía a muchos que no eran socialistas, mientras que en Asturias y Vizcaya, fundamentalmente la primera, los dirigentes procedían de los sindicatos.

A finales del siglo XIX era todavía posible que el PSOE triunfara en Cataluña, pues tenía un 20% del total de su afiliación, pero los numerosos errores tácticos impidieron que esto sucediera. La implantación en Málaga también era importante, pero prácticamente despareció de la escena. El papel de Madrid en el seno del socialismo fue siempre muy grande. En el año 1902, el 31% de los afiliados a la UGT residían en Madrid y en el año 1908 este porcentaje ascendía al 58%.
La margen izquierda del río Nervión, especialmente Bilbao tuvo una gran importancia en el desarrollo del socialismo español. La implantación se hizo entre los mineros que eran en su mayoría inmigrantes. La estrategia de la UGT se basó en la dureza e incluso en algún tipo de violencia, aunque sin pretensiones sin pretensiones revolucionarias. El socialismo alimento sindical que acabó traduciéndose en votos.
De esta etapa destaca Indalecio Prieto, que era un personaje autodidacta, que se convirtió en un gran orador, que dominó el socialismo vizcaíno a partir del año 1914. Hay dos frases suyas que sirven para definirlo muy bien: “Yo no soy un hombre de doctrina, sino de realidades”. En otra frase se “declaró socialista a fuer de liberal”.Esto no indicaba que fuera socialdemócrata sino siempre pretendió una colaboración. Siempre buscó la colaboración con la burguesía de izquierdas.

El socialismo también se instaló con solidez en Asturias, aunque fue un proceso más lento y hubo dos razones para esto:
- La primera es que hasta la I Guerra Mundial el trabajo en las minas estuvo en manos de los llamados trabajadores mixtos porque combinaban el campo con la mina.
- La segunda es que se implantó al principio el socialismo en Gijón y no en las zonas mineras.
El PSOE celebró un Congreso en Oviedo en el año 1902, un año después que se hubiera creado la federación provincial y era el momento que el socialismo asturiano representaba el 20% de la filiación total del PSOE. Ya había aparecido el periódico regional “La Aurora Social”.
La masa de mineros fue en bloque a la UGT y ya en el año 1912 tenía 12.000 afiliados que representaba el 50% del sindicato y años posteriores llegó a representar el 80% del sindicato.
En los primeros años de la segunda década del siglo la situación del socialismo empieza a ser más favorable. En suma como resumen cabe hablar que poco antes de la I Guerra Mundial la situación del socialismo español empieza a tener mucha más influencia en el país.