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La noticia de hoy en todo el mundo es que Estados Unidos ha impuesto una serie de aranceles a la práctica totalidad de los países del mundo. Los informativos de todas las cadenas de televisión repiten la broma de que incluso ha puesto aranceles a unas islas perdidas donde sólo hay pingüinos y leones marinos. Ya tenemos entretenimiento para reirnos un poco de las payasadas del nuevo presidente de los Estados Unidos. La Unión Europea, Von der Layen, dixit, alza la voz para de forma firme, decir que estamos preparados, que tomaremos medidas duras contra esa decisión y que está dispuesta a negociar.
Líderes como Feijoó expresan que estas medidas nos hacen retroceder 100 años y que la libertad de mercados está en peligro. Pedro Sánchez convoca un conclave con los agentes sociales para anunciar un plan de 14.000 millones de avales y préstamos a las empresas que se vean afectadas.
Sin embargo conviene hacerse una pregunta. ¿Europa impone aranceles a otros países del mundo? Sin entrar en los errados cálculos de Trump sobre los porcentajes que se les aplica a sus productos en Europa, sí debemos reconocer que Europa impone aranceles a los productos de muchos países del mundo y la exigencia de sectores importantes de nuestras economías, como los agricultores y el sector agroalimentario, permanentemente están exigiendo a los gobiernos no sólo mayores aranceles sino la prohibición directa de importar determinados productos. Quiero recordar que recientemente la Unión Europea elevó los aranceles a determinados bienes procedentes de China y que nuestro presidente viajó a dicho país para evitar represalias contra los cerdos españoles. Perdón, los cerdos criados en España que por supuesto no tienen ninguna nacionalidad.
Un caso flagrante de aranceles de la Unión Europea ocurrido en estas mismas semanas, con un país "amigo" y "muy cercano" con el que mantenemos relaciones diplomáticas excelentes (excepto cuando hablamos del Polisario o de la isla de Perejil, o de Ceuta y Melilla) ha sido definido como "Una bofetada diplomática en la cara" por parte del periodista Yassine Majdi que en un periódico marroquí decía lo siguiente:
"Así se podría describir el documento publicado por la Comisión Europea el 13 de marzo, que establece impuestos "antisubvenciones" de hasta el 31,4% sobre las llantas de aluminio fabricadas en Marruecos y exportadas a Europa. ¿El motivo oficial de esta sanción? Restablecer la competencia justa. ¿La razón no oficial? Castigar a Marruecos, que se atreve a industrializarse con un socio distinto de Europa: China.
La hipocresía es flagrante.
En las reuniones diplomáticas, nuestro país (Marruecos) es descrito como un “socio estratégico” y un “pilar de estabilidad”. *Los elogios son especialmente frecuentes cuando se pide a Marruecos que vigile sus fronteras o se aboga por una cooperación estrecha en la lucha contra el terrorismo. Pero sólo hace falta que un industrial europeo anónimo se queje para que el reino sea de repente declarado culpable de competencia desleal.
¿El crimen? Haber puesto en marcha herramientas para atraer inversiones industriales extranjeras. Herramientas que todos los países industrializados, y en particular los europeos, también utilizan: suelo urbanizado, ayudas a la financiación, exenciones fiscales, etc. Curiosamente, cuando estas mismas ventajas se conceden a campeones industriales europeos como Renault o Stellantis, se les celebra como símbolos de la cooperación entre las dos orillas del Mediterráneo. Por otra parte, cuando se conceden al dicasterio chino, estas ventajas se transforman en subvenciones que merecen ser sancionadas. Un evidente doble rasero.
El documento de 105 páginas elaborado por el Ejecutivo europeo contiene un argumento poco sólido, basado en extrapolaciones y suposiciones. Prueba de ello es, por ejemplo, el tratamiento reservado a AIB, un banco filial del banco Attijariwafa (AWB). Los tipos de interés que el establishment bancario concede a ciertas empresas se transforman en subvenciones públicas mediante un juego intelectual dudoso y enrevesado: como la sociedad matriz (AWB) tiene como accionista al fondo Al Mada, el holding real, AIB «actúa siguiendo instrucciones u órdenes y, como tal, aporta financiación al sector automovilístico incentivado sin preocuparse por consideraciones comerciales». Consecuencia: impuestos adicionales.
Si aún quedaba alguna duda sobre las intenciones europeas, el economista y ensayista Jacques Attali se ha encargado de disiparla. Invitado a hablar en una conferencia organizada por PWC en Casablanca esta semana, el influyente hombre francés (que se dice que le susurra al oído al presidente Macron) se permitió soltar ante un público atónito de líderes empresariales: «La hostilidad de Europa hacia la presencia china en Marruecos es una actitud duradera y debemos prepararnos para ella». Y añadir, para aquellos que no lo han entendido del todo: "No les permitiremos ser el caballo de Troya de la industria china. Es una suerte para ustedes que no les permitamos hacerlo".
Ya no hay duda: Europa castiga al reino por su estrategia de desarrollo industrial con múltiples socios. Y cuando los empresarios marroquíes hablan de desarrollar una industria de baterías para automóviles con China, Attali responde: "¡Háganlo ustedes mismos, solos o con los europeos!". Se trata de un disparate en un momento en que North Volt, la empresa que representaba la esperanza europea en este sector, acaba de declararse en quiebra tras haber absorbido cerca de 15.000 millones de euros sin ningún resultado. Y las empresas europeas están aumentando sus acuerdos con empresas chinas líderes para beneficiarse de su experiencia en este campo.
Las cosas están claras: las sanciones anunciadas por la UE son una decisión política que pretende contener cualquier intento chino de establecerse a las puertas del Viejo Continente. Nuestro país sólo es un daño colateral en este conflicto entre potencias. Esta decisión va más allá del sector de las llantas de aluminio y afecta a los fundamentos de la estrategia de desarrollo industrial de Marruecos. Esto sigue al ataque a gran escala llevado a cabo por la Unión Europea contra Casablanca Finance City, un ataque que obligó a Marruecos a cumplir con los mandatos europeos. Esto demuestra cierta fragilidad en la asociación tradicional de Marruecos con los 27 y plantea dos preguntas cruciales: ¿hasta qué punto está dispuesta la UE a comprometer a sus «socios estratégicos» para contener a China? Y, sobre todo, ¿qué hará Marruecos para defender su estrategia de desarrollo?
Aranceles y Europa
Resulta evidente que Europa no sólo se enfrenta en estos momentos a los aranceles de Estados Unidos, sino que además tiene abierto el flanco oriental con una guerra en Ucrania sin terminar y en la que se pretende participar por algunos países (Como Inglaterra y Francia) con mayor intensidad y aportación de armas, soldados y planes armamentísticos multimillonarios, sino que también lucha contra las inversiones chinas en continentes cercanos como Africa donde el país asiático lleva décadas invirtiendo y cerrando acuerdos de infraestructuras y comerciales con muchos países entre los que destaca Marruecos.
Todo apunta a que en el tema de los aranceles "la guerra" por llamarle de alguna manera no ha hecho más que comenzar si bien el debate es muy viejo.
Ya en 1776 Adam Smith en su obra fundamental "La riqueza de las naciones" criticaba criticaba con dureza la intervención dirigista del mercantilismo en la estructura económica, rechazaba los aranceles proteccionistas y "cualesquiera otras medidas que obstaculizan el libre comercio".
Escuchando a los dirigentes europeos estos días parecería que todos se han vuelto Smithianos cuando les aplican a ellos los aranceles... pero rápidamente se hacen seguidores del economista alemán Fiedrich List considerado el teórico original de la Unión Europea, ferviente defensor de los aranceles aduaneros que consideraba a La Nación como el principal sujeto de la actividad económica.