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miércoles. 28.05.2025
TRIBUNA DE OPINIÓN

Una cuestión de supervivencia

La resistencia empieza y termina en cada persona. Es una cuestión de supervivencia. 
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Zalenski en un encuentro con la comunidad ucraniana en EEUU. (Imagen tomada de @ZelenskyyUa).

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Las convenciones de la educación, tanto en la vida de los ciudadanos como en la de los Estados, no son un producto de las buenas intenciones, ni siquiera de los principios, sino del mero instinto de autoconservación. En algún momento, los más desarrollados de los humanos concluyeron que tratarse con respeto mutuo y dejar los puñales en la vaina prolongaba la vida, y por tanto era una buena inversión. Luego vinieron los principios a enriquecer la idea, y en algunos lugares del mundo permitieron avances de los que poder sentirse orgullosos.

Desde entonces, cada retroceso en esos avances ha supuesto miseria económica, derramamiento de sangre y dolor. Del convencimiento de que ese retroceso no vale la pena ha surgido el Derecho Internacional, de su ignorancia el matonismo. 

No hay término medio. Cuando vemos escenas como la que tuvo lugar el viernes en el Despacho Oval de la Casa Blanca, aparte de entender un poco más qué se está ventilando en este conflicto a escala global, y en el que lo que importa son los minerales valiosos, nos damos cuenta, salvo que estemos ciegos, de a dónde va a llevarnos el matonismo. Si el presidente de un país cualquiera puede ser agredido verbalmente en público como lo fue Zelensky, ningún otro puede sentirse al margen salvo los dos o tres que dirigen las grandes potencias, y ningún ciudadano está a salvo del instinto primitivo de imitación que mueve a tanta gente en nuestros días. Esto no es obra del azar. Además de las causas políticas hay causas culturales. Estos comportamientos gozaban de prestigio desde hace años en algunas escuelas de negocios, donde se ensalzaba la popular figura del “ejecutivo agresivo”, y se teorizaban modelos políticos copiados del mundo de los negocios. De ese mundo concreto de los negocios en el que saber manejar los cubiertos había dejado de tener prestigio. El siguiente paso, el paso lógico, fue dotar de prestigio a la ignorancia. El tercer paso lo hemos visto en directo en la televisión. 

La Unión Europea dispone de semanas, no de meses, para aliarse con todo aquel que esté dispuesto a no aceptar este regreso a la caverna

Ahora ya no hay tiempo para lamentaciones. La Unión Europea dispone de semanas, no de meses, para aliarse con todo aquel que esté dispuesto a no aceptar este regreso a la caverna. Aún queda una importante reserva de poder civilizado, y la historia enseña que a los poderes disruptores no puede dejárseles tiempo para consolidarse. Es preciso hablar con cada fuente de resistencia que aún se pueda oponer a esta locura, y ser conscientes de que cualquier apaciguamiento es tan útil como pedir más tiempo a un prestamista. No resistir será hundirse en una ciénaga de la que saldremos más pobres, más esclavos y más expuestos a la violencia. La historia está ahí, aunque tantos intenten borrarla. Y nos señala. Inesperadamente, a esta generación de humanos nos ha tocado ofrecer resistencia. Que no olvidemos nunca que la resistencia empieza y termina en cada persona. Es una cuestión de supervivencia. 

Una cuestión de supervivencia