
Necesitamos tu ayuda para seguir informando
Colabora con Nuevatribuna
Salen los ERREJONIÓLOGOS y entran los DANÓLOGOS. No hay tregua ni espacio suficiente de un día para otro para los expertos en dar opinión sin tener la menor idea de lo que hablan. Ya sea el acoso sexual, la vivienda como “problema”, los accidentes ferroviarios, o una catástrofe humanitaria “natural”, derivada de la intervención humana, como la tragedia valenciana; no por el hecho en sí sino por la manera en que se prevén y se gestionan. Pero existe Google para dotar a las mentes lúcidas que guían nuestros pensamientos, a través de medios y redes, para demostrar, con cuatro lugares comunes, escasa información, menos formación y un pantanal de frases derivadas de tópicos, como se puede intoxicar completamente la veracidad del origen del problema que sustenta la noticia publicada sobre los hechos.
Donde llega el pueblo no acuden a tiempo los servicios del estado y los “políticos” ya se sabe a lo que andan. Qué vergüenza, qué pena y qué dolor. Más madera
Por ejemplo, en las primeras horas de la catástrofe climática y humanitaria, con sede principal en Valencia, ya han aparecido “personalidades públicas”, por razón de sus conocimientos y experiencias deportivas, musicales o teatrales, que ponen en la picota a los “políticos” que no se entienden, frente al ejemplo del pueblo llano de dios, que con escobas al hombro acuden a socorrer a las víctimas de la tragedia. Con frases, en medios o en Twitter (llámale X), que dejan en paro a la legión de cuñados, tertulianos profesionales, conductores de taxis, parroquianos de barra y opinión, o directamente de la familia, que han de atosigarnos en los próximos días con la misma cantinela. Donde llega el pueblo no acuden a tiempo los servicios del estado y los “políticos” ya se sabe a lo que andan. Qué vergüenza, qué pena y qué dolor. Más madera.
Claro, porque organizar las infraestructuras imprescindibles, medios materiales, logística de transporte, maquinarias, contingentes de bomberos, fuerzas de seguridad, equipamientos militares, medios aéreos y terrestres y todo el aparato técnico experto para el desalojo de vehículos, escombros, reparación de puentes, vías férreas, recuperar vías y medios de transporte, desalojar de la vía pública de enseres, medios técnicos para la búsqueda de supervivientes y recuperación de cadáveres, trabajos forenses para determinar causas, recuperación de servicios básicos de electricidad (lo que recupera también capacidad de comunicación de las personas), agua y abastecimiento de alimentos a miles de afectados además de resolver el alojamiento de emergencia de quien ha perdido su cobijo esencial, se implementa en un plis plas.
Por supuesto, se llega con el mismo esfuerzo de fletar un Bus desde Madrid y acceder escoba en ristre y un pack de agua echar una mano. Solidaridad humana que sin duda debe de agradecerse en extremo. Pero que ni es la forma operativa y material de afrontar el drama, ni es serio magnificarla contraponiéndola al esfuerzo del estado, que es lo imprescindible para la sanación de, al menos, lo material cuanto antes. Que no es ni tampoco va a ser fácil.
Porque la tarea de primer orden, para atender material y psicológicamente a los afectados por esta enorme desgracia, es que desparezca cuanto antes la imagen insoportable de un desastre que, con medios humanos individuales, por muy solidarios que sean, es imposible afrontar. Esos “ojos que no ven, corazón que no siente” y que es tan evidente, resulta ser la primera urgencia para afrontar una catástrofe. Además de ir acompañada de la serenidad imprescindible de los que tienen la responsabilidad, los medios y el poder suficiente del estado. Y esos son los representantes políticos elegidos precisamente para cumplir esa función. Responsabilidad de todo tipo que es imprescindible exigirles, pero también reconocerles. Cuando el 11-S se produjo el atentado de New York la población miró hacia un alcalde y a un presidente USA para encontrar calma y solución. No fabulemos, que ya está bien.
En ese imperio de la demagogia que nos preside ya tenemos protagonistas destacados y también un sumo sacerdote: se llama Alberto Núñez Feijóo
Pero también es exigible contención y serenidad a los medios de comunicación, que despliegan sus efectivos para informar imprescindiblemente de la tragedia, evitando que el dolor y la frustración de los que sufren el horror se convierta en demagogia para el uso y consumo de los oportunistas. Porque en ese imperio de la demagogia que nos preside ya tenemos protagonistas destacados y también un sumo sacerdote: Se llama Alberto Núñez Feijóo, con una larga tradición en el uso de la mentira y la cloaca para sus fines personales. El “¿porqué no te callas?” tan celebrado sería de aplicación para el caso.
Por otra parte, ya ha comenzado (otra vez) el brazo armado de la ultraderecha fascista hispana a utilizar espuriamente el artículo 101 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal y el 125 de la Constitución Española (que contradicción), interponiendo, el llamado “Sindicato Manos Limpias”, la correspondiente denuncia en el juzgado para que se investigue a la Agencia Meteorológica Española sobre el caso. Les va fenomenal con Begoña Gómez y el Fiscal general del estado; conviene pues ampliar el negocio con esto. No les faltarán medios “ad hoc” que les darán la correspondiente cobertura y promoción. Eso que cultivan también seres despreciables como Albise Pérez, que hace dos días preconizaba el fraude fiscal a la Hacienda Pública, la huelga de impuestos y la desaparición de servicios del estado “innecesarios”. Lo mismo ahora revindicará, con el mismo desparpajo, la fuerza libre del pueblo armado de escobas, cuando lo que de verdad se requiere son los servicios estatales y públicos que disponemos precisamente gracias a esos impuestos. De un tal Santiago Abascal…, sin comentarios.
También veremos cómo quienes conceden medallas de la libertad a campeones mundiales de la demagogia y el “bocachancleo” propio de los degustadores nacionales e internacionales de fruta (como el tanguista porteño llamado Milei) nos darán titulares, que se reproducirán adecuadamente en los medios afines subvencionados con presupuestos públicos, para paliar el ridículo de los responsables de la Comunidad Autónoma Valenciana. Que derecha ibérica tenemos. El señor nos asista.
Estamos en una más de las penosas gestiones de la derecha hispana de las catástrofes llamadas naturales
Un ridículo deplorable que comenzó a evidenciarse a partir de las 7,32 horas del día de la catástrofe y que se ocultó irresponsablemente hasta el desastre ocurrido doce horas después. Con todos los sistemas de emergencias en modo de caos. El directo responsable de ese servicio reunido con los de la tauromaquia a las horas críticas (lo mismo era para que no le cogiese el toro). Asumiendo después el presidente de esos despropósitos el “mando único”, chaleco en ristre de impecable rojo insignia. De sus declaraciones grabadas el día de la tragedia ni están ni se les espera.
Estamos pues en una más de las penosas gestiones de la derecha hispana de las catástrofes llamadas naturales. Llámense Prestige, Residencias Madrileñas con 7.241 fallecidos sin la atención imprescindible, Filomena, etc. Ciertamente, lo público no es lo suyo. Porque este desastre, que en la parte preventiva arroja una desastrosa gestión inicial, solo tiene un ámbito político de responsabilidad y no “dos equidistantes”. Ese matiz que es tan “comprensible” y querido para los que siempre nadan y guardan la ropa a beneficio de “su” propio inventario personal. De manera que la demagogia contrataca y está servida. Pasen y sírvanse. Habrá abundante para todos.