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miércoles. 28.05.2025
TRIBUNA POLÍTICA

Una política activa

En el actual momento que vive el mundo, todo lo que no sea llevar a cabo una política rápida y con iniciativa equivale a agonizar en silencio.
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Imagen: Comisión Europea.

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El ciudadano medio suele prestar relativamente poca atención a la política exterior. A veces nos parece estereotipada y distante, improductiva y lenta. Y sin embargo, a veces hay que prestarle atención.

La firma esta semana del todavía débil acuerdo entre la UE y Mercosur es un buen ejemplo. Porque en absoluto responde al azar. Es una respuesta a la amenaza de las políticas económicas que Trump pretende poner en marcha dentro de poco más de un mes -porque abre mercados antiaranceles donde él quiere implantar aranceles-, contrarresta el aumento de la influencia china en el continente latinoamericano y pone a prueba la capacidad de desarrollo de una política europea en un mundo hostil.

Pero a mí me interesa sobre todo por lo que supone de reacción activa a las circunstancias. Demasiadas veces escuchamos lamentos y profecías desesperadas, y muy pocas vemos que se pongan en marcha políticas reales para salir al paso de los peligros. Por eso es oportuno saludar el arranque proactivo de una nueva Comisión Europea que parece consciente de los riesgos. Lo va a tener muy difícil, pero la ventana de oportunidad que abre la convivencia de circunstancias entre una presidenta que necesita apoyo frente a sus propios compañeros de partido y los socialistas encabezados por Pedro Sánchez y Antonio Costa no puede ni debe ser desdeñada. Habrá que prestar mucha atención a las coaliciones internas que se formen para ratificar el acuerdo obtenido. Los ejes tradicionales de la Unión Europea pueden estar cambiando. 

En el actual momento que vive el mundo, todo lo que no sea llevar a cabo una política rápida y con iniciativa equivale a agonizar en silencio

Tampoco debería ser desdeñado el cambio de actitud que se ha notado en el Gobierno después del Óscar López declarando su abierta intención de disputar centímetro a centímetro el terreno político en Madrid, y otros pronunciamientos públicos de dirigentes gubernamentales, marcan lo que parece el paso de soportar y rebatir a proponer y avanzar. Ya era hora. En el actual momento que vive el mundo, todo lo que no sea llevar a cabo una política rápida y con iniciativa equivale a agonizar en silencio.

Pero tenemos que darnos cuenta de que los parámetros han cambiado. Ya ha pasado el momento de analizar y concluir que X tiene demasiado poder para tener claro que, en ese caso, es preciso reducir el poder de X. Hay maneras de hacerlo que están al alcance del ciudadano individual. Soy muy fan, por ejemplo, del Gobierno de Australia. Cuando, hace un par de años, Google le amenazó con retirarse del país si no se le daba lo que pedía, el Gobierno de Australia le contestó que en Australia gobernaban los australianos, que se fueran tranquilos, que ya se encontraría quien les sustituyera. Y la enorme y poderosa multinacional se avino a razones.

Nunca estamos inermes si decidimos que no vamos a estarlo. Lo dijo un clásico hace justo cien años: a lo que más tenemos que temer es al propio miedo.

Una política activa