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sábado. 24.05.2025
EUROVISIÓN

Imaginemos que Israel hubiese ganado el festival de Eurovisión

¿Está Israel en disposición de acoger un evento internacional como este donde casi ha ganado, pero librándose por los pelos de oficiar como siguiente sede?
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Debo reconocer que no aprecio las puestas en escena del festival de Eurovisión. Se diría que lo de menos es la calidad artística de las canciones y cantantes a concurso. La letra y la música de cada tema o las cualidades de sus intérpretes parecen quedar eclipsadas por unas escenografías ensordecedoras que podrían animar bailongos discotequeros. Lejanos quedan aquellos tiempos en que los países mandaban a sus jóvenes promesas del mundo musical y se premiaban letras pegadizas fáciles de tararear. Pero los gustos evolucionan y algunos no logramos adaptarnos a esos cambios. A decir verdad, nunca he sido forofo del festival, pero cuesta no enterarse de cuanto le rodea y hay ciertas cosas que tienen una remarcada relevancia social. Baste recordar que Serrat no representó a España porque quiso cantar en catalán y fue Massiel quien ganó en 1968 con el célebre La, la, la. Por decirlo todo, aunque no la he visto, a mí me había hecho cierta gracia el elogio sueco de la sauna, dado que me gusta frecuentarla en Berlín.

La participación de Rusia está vetada desde que Putín decidió invadir Ucrania en 2022. Hay quien piensa que Israel debería recibir ese mismo trato por su despiadada ofensiva en Gaza, pero la financiación del festival no permite homologar ambos casos. Aunque no debería haberme sorprendido, reconozco que me ha impresionado el apoyo recibido por parte del voto popular. Ignoro si esas votaciones han reparado en los valores artísticos de la representación israelí o les ha cautivado algún pasaje de una letra que anuncia el propio título. Es una posibilidad. Otra sería que se haya decidido apoyar a Gaza mediante bombardeos en escuelas y hospitales o el prohibir la entrada de ayuda humanitaria para paliar una horripilante hambruna infantil.

¿Está Israel en disposición de acoger un evento internacional como este donde casi ha ganado, pero librándose por los pelos de oficiar como siguiente sede?

Pasado un primer momento de perplejidad, lamenté que Israel no hubiese ganado gracias a ese voto popular. Imaginemos por un momento que lo hubiera hecho y fuera por tanto el país al que le tocase organizar la próxima edición del festival. ¿Acaso estaría en condiciones de oficiar como anfitrión? ¿Irían todas las delegaciones como todos los años o habría defecciones por uno u otro motivo? ¿Cuál sería la movilidad que tendrían los asistentes? ¿Qué medidas de seguridad se aplicarían? ¿Está Israel en disposición de acoger un evento internacional como este donde casi ha ganado, pero librándose por los pelos de oficiar como siguiente sede? Hubiera sido curioso conocer las reacciones a este contra-fáctico. Comoquiera que sea merece la pena reparar en las posibles motivaciones del voto popular, porque puede arrojar claves para comprender los tiempos que nos está tocando vivir, tan favorables para facinerosos que no muestran respecto alguno por las convenciones del derecho internacional sin rendir cuentas ante la justicia.

Imaginemos que Israel hubiese ganado el festival de Eurovisión