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La respuesta de Israel al ataque de Hamás de octubre de 2023 ha degenerado en un genocidio nunca previsto. Es cierto que, desde la creación de Israel por Resolución de NNUU en 1947, (fruto del shock provocado por el Holocausto nazi), Oriente Medio nunca ha estado realmente pacificado. Como mínimo cuatro guerras se han sucedido entre el Estado de Israel y sus países vecinos. Todo ello sin contar con los enfrentamientos entre los israelíes y las organizaciones integradas en la OLP, que comportaron en ocasiones la invasión del Líbano, o la represión continuada sobre la población palestina en los territorios ocupados por Israel, que dieron lugar a la 1ª y a la 2ª Intifada palestinas severamente reprimidas por las autoridades israelíes.
Con el tiempo y posteriormente a los acuerdos de Oslo y Camp David se reconoció, sobre el papel, una Autoridad Nacional Palestina que jamás pudo desarrollar sus funciones por la supervisión, control e intervencionismo continuado de las fuerzas militares del Estado de Israel y su apoyo a la progresiva construcción de asentamientos de colonos sionistas dentro de los territorios palestinos.
La relación de Israel con los palestinos, incluidos los que tienen ciudadanía israelí, ha estado siempre basada en una posición de fuerza, de supremacía derivada de su potencial militar
Poco a poco la resistencia palestina laica fue sufriendo un fuerte deterioro a favor de las fuerzas islamistas de Hamás y la Yihad Islámica, cuyo objetivo se planteaba más como la eliminación del Estado de Israel que la consecución del Estado Palestino.
La relación de Israel con los palestinos, incluidos los que tienen ciudadanía israelí, ha estado siempre basada en una posición de fuerza, de supremacía derivada de su potencial militar. La represión contra la resistencia palestina siempre ha comportado el uso de la fuerza no sólo contra los combatientes sino también sobre el conjunto de la población palestina. Los encarcelamientos sumarios, los presos sin juicio, las demoliciones de casas, los controles armados de carreteras para entrar en Israel y para circular por los territorios teóricamente bajo el control de la ANP, han sido permanentes.
La situación de Palestina puede analizarse como una situación de una población sometida a un “apartheid” por las autoridades sionistas que abusan cotidianamente de su supremacía armada.
Pero si toda esa historia de sometimiento no fuese suficiente, en el siglo XXI se ha incrementado hasta llegar a su momento culminante con la respuesta militar del Estado de Israel a los atentados de octubre de 2023 con el asesinato de más de 1.200 ciudadanos israelíes a manos de Hamás.
La respuesta de Israel ha sido de una brutalidad increíble. Israel ha castigado con la mayor crueldad al conjunto de la población civil palestina de Gaza. Más de 42.000 muertos, en su mayoría mujeres, ancianos y niños, cerca de 100.000 heridos, y un número no identificado de desaparecidos que pueden superar la cifra de otros 100.000.
La política israelí ha ido dirigida a liquidar no solo a los milicianos de Hamás sino especialmente a los niños palestinos para evitar un resurgimiento del enemigo en un futuro
La destrucción total de Gaza, sin respetar nada, ni hospitales, ni centros médicos ni colegios de la UNRWA. Asesinatos conscientes de periodistas y personal médico. Cerco a toda entrada de alimentos, ni agua, ni medicinas ni combustible a la Franja de Gaza. Es decir, un auténtico Genocidio y un atentado a todas las Leyes Internacionales, tanto de guerra como humanitarias.
Podemos decir que Israel está cometiendo un crimen contra la humanidad parecido y en la línea con el que el nazismo cometió contra el pueblo judío durante el siglo XX.
Pero Israel no podría hacer lo que está haciendo si no fuera con el consentimiento de poderosos aliados que lo financian, no sólo económicamente sino militarmente. En primer lugar, si no tuviera el respaldo y el patrocinioa todo nivel de los Estados Unidos. Sin su apoyo explícito y su suministro no sólo de armamento sino de inteligencia militar, y de fuerza subsidiaria es difícil que Israel se atreviera a llegar a los extremos a que ha llegado en su matanza de palestinos, no sólo en la Franja de Gaza sino en Cisjordania donde se han producido más de 1.000 muertos palestinos a manos de colonos o militares israelíes, o ahora en la invasión del Líbano y probablemente las represalias a Irán. Y cada día es más evidente por los propios comentarios públicos de los dirigentes políticos de Israel que están dispuestos a ocupar el conjunto de Cisjordania y a ser posible expulsar a la población palestina de su tierra.
El Estado de Israel se ha situado por méritos propios en el escalón más bajo de los Estados criminales justo al nivel de la Alemania nazi
Pero no es sólo el respaldo de los Estados Unidos, también los países del denominado Occidente democrático, comenzando por la Unión Europea, salvo honrosas excepciones, se han decantado por dar todo su apoyo explícito y en muchos caos con suministro de armamentos al Estado israelí en su práctica genocida. Por cierto, la misma Unión Europea que aplica una doble vara de medir sea el caso de la guerra de Rusia contra Ucrania, o frente a la matanza israelí de población civil palestina.
No hay duda de que esta actuación dual de Occidente es observada con mirada negativa por parte de los países del Sur Global y no hay duda de que repercutirá en las relaciones internacionales del planeta.
El genocidio del Estado de Israel, con su matanza que creemos intencionada de los menores palestinos tendrá consecuencias de futuro muy graves. La política israelí ha ido dirigida a liquidar no solo a los milicianos de Hamás sino especialmente a los niños palestinos para evitar un resurgimiento del enemigo en un futuro. Pero sucederá lo contrario. Este Genocidio permanecerá en la memoria de las futuras generaciones palestinas y muy probablemente irá aparejada a un profundo odio hacia el Estado de Israel y sus habitantes. Y posiblemente alimentará las posiciones más radicales y partidarias de la venganza por estos hechos que hasta hace poco nos parecían inimaginables en estos tiempos.
Creemos que el Estado de Israel se ha situado por méritos propios en el escalón más bajo de los Estados criminales justo al nivel de la Alemania nazi y más allá de la Sudáfrica del “apartheid”.