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En su reciente encuentro con Franja de Gaza y convertirla en «la Riviera de Oriente Medio».
Cada día, Trump nos sorprende de con nuevas desfachateces. En la mente del actual presidente de los EEUU anidan delirios como por ejemplo imaginar una sofisticada Gaza repleta casinos junto al mar, luces de neón por doquier, turismo internacional ocupando hoteles con un centenar de plantas, todo ello con la satisfacción de que la demolición de la franja ha sido ya realizada con éxito por los misiles israelíes, de tal manera que una vez se retiren los escombros solo habrá que adjudicar los contratos de edificación a quienes más comisiones ofrezcan a cambio de hacerse cargo de la metamorfosis de Gaza con el propósito de convertirla en una lujosa Riviera.
Unas declaraciones fruto de la demencial fantasía Donald Trump en lo concerniente a convertir Gaza en un oasis caribeño
Obviamente, para llevar a buen puerto esta iniciativa de Trump, se intuye necesario ejecutar un plan de expulsión definitiva de los diezmados gazatíes que aún alberguen una esperanza de regresar a sus hogares por más que estén en ruinas.
Mucho me temo que nos encontramos en puertas de una limpieza étnica que me retrotrae en el recuerdo a los tiempos pretéritos del pasado siglo en los que un alienado Führer —caudillo— de Alemania llevó al poder al partido nazi que lideraba y desencadeno una guerra mundial con la intención de instaurar un nuevo orden. Pero dejemos atrás el pasado y centrémonos en unas declaraciones fruto de la demencial fantasía Donald Trump en lo concerniente a convertir Gaza en un oasis caribeño: «Imagino a personas de todo el mundo viviendo en este lugar —aludiendo a su Gaza idílica y sofisticada— pues las personas que allí decidan asentarse podrán hacerlo en paz»; «Los palestinos son de quienes más nos preocupamos»; «El potencial de Gaza es increíble y tenemos ahora la oportunidad de hacer algo fenomenal»
En la mente del actual presidente de los EEUU anidan delirios como por ejemplo imaginar una sofisticada Gaza repleta casinos junto al mar
Reflexionando desde la sensatez y en sintonía con la realidad, es fácil deducir que la Franja de Gaza no es un terreno listo para que las máquinas de la construcción comiencen a erigir lujosos edificios, sino un amasijo de ruinas a expensas de los hogares masacrados de casi dos millones de seres humanos para los que Trump ha sugerido —sin clarificar si la medida sería provisional o permanente— que «deberían reubicarse fuera de Gaza, donde puedan vivir seguros».
¡Vivir seguros… ahora y no antes, claro está!
Ante tamañas barbaridades cada vez me siento más y más avergonzado de la condición humana a la que pertenezco. Tanto es así que se me han acabado las ganas de seguir escribiendo estas reflexiones acerca de un asunto tan disparatado como insano y demencial.
Pongo desde aquí punto y final a estas consideraciones y confieso que, si hubiera la más mínima posibilidad de pedir asilo político en Marte, enviaría de inmediato mi solicitud.
