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jueves. 29.05.2025
TRIBUNA ECONÓMICA

El temblor de los mercados y la enajenación de Donald Trump

La reacción de los mercados financieros globales es apenas una muestra de la superficie visible de una inquietud muchísimo más profunda.

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La reciente sacudida de las bolsas europeas y asiáticas no responde únicamente a fluctuaciones económicas o ajustes naturales del mercado. Lo que estamos presenciando es el reflejo de una profunda crisis política global, provocada por el errático liderazgo de un nefasto fantoche que desafía a la lógica y pone en tensión el equilibrio internacional.

Donald Trump, con su retorno a la escena política estadounidense y su actitud y retórica cada vez más radicalizada, ha dejado claro que sus intereses nada tienen que ver con la diplomacia la cooperación, sino solo con la confrontación y la imposición. Sus gestos no son los de un estadista, sino los de un caudillo del siglo XXI decidido a reestructurar las reglas del orden mundial con bases pseudo ideológicas inspiradas por caprichos personales y visiones ideológicas tan anacrónicas como insensatas.

La reacción de los mercados financieros globales es apenas una muestra de la superficie visible de una inquietud muchísimo más profunda. Los inversionistas no huyen solo del riesgo económico, sino de la incertidumbre política. Temen lo imprevisible. Temen, en esencia, que decisiones unilaterales tomadas desde la obstinación personal —y muchas veces desde la negación de la realidad— desencadenen conflictos comerciales, bloqueos diplomáticos o incluso escenarios bélicos si las neuronas de un demente poderoso así lo deciden.

Europa y Asia, lejos de ser simples testigos, se están viendo obligadas a responder con cautela y preocupación. La inestabilidad que emana de Washington no es nueva, pero sí es cada vez más peligrosa ya que Trump ha demostrado que está dispuesto a sacrificar alianzas, tratados y estructuras internacionales a cambio de alimentar su patológica ansia de poder y notoriedad.

En un mundo interdependiente, este tipo de liderazgo no solo es irresponsable sino profundamente nocivo. Porque mientras algunos aplauden su aparente firmeza (tanto quienes le han votado como el hombre más rico del mundo) el resto del planeta lidia con las consecuencias: mercados volátiles, diplomacias tensas y una ciudadanía mundial cada vez más desconfiada de lo que deparará el futuro.

Lo que está en juego no es solamente la salud de las bolsas, sino la salud del sistema internacional. 

Por pura lógica y por mera supervivencia no podemos permitir que la enajenación de un líder se convierta en el detonante de una nueva era de inestabilidad global.

El temblor de los mercados y la enajenación de Donald Trump