
Necesitamos tu ayuda para seguir informando
Colabora con Nuevatribuna
James Fernández Cardozo |

El arco del personaje representa la transformación fundamental que experimenta un protagonista a través de su viaje narrativo. Para McKee, en su obra El Guion, implica una compleja red de cambios que afectan la esencia misma del personaje, quien se revela y evoluciona a través de decisiones significativas tomadas bajo una presión dramática creciente, donde cada elección pone a prueba sus valores fundamentales y expone gradualmente la verdadera naturaleza del protagonista.
Bajo esta visión el cambio significativo surge del antagonismo progresivo, la escalada de fuerzas que se oponen a la intención del protagonista. McKee sostiene que la transformación del personaje debe estar entretejida con la estructura general de la historia, donde los conflictos externos catalizan cambios internos profundos y verosímiles.
Así, el arco del personaje se convierte en un viaje de autodescubrimiento impulsado por el conflicto, donde cada decisión revela y redefine quién es realmente el protagonista. En Gladiador II, el arco de Lucio Vero ejemplifica esta metamorfosis dramática, donde los desafíos externos amplifican su lucha interna por la identidad y el legado, siguiendo la tradición de la tragedia clásica, pero emergiendo de manera natural de los conflictos específicos de la historia.
Lucio Vero y las secuelas del legado de Máximo
Lucio Vero, hijo biológico de Máximo Décimo Meridio, vive atrapado entre dos mundos: el de su padre, un héroe legendario, y su propia lucha por reconciliarse con ese legado mientras forja su propia identidad. Este dilema lo obliga a enfrentarse a preguntas fundamentales sobre quién es y qué significa ser hijo de un hombre cuya vida estuvo marcada por el honor y la tragedia, y nos revela que en la vida real también somos extensiones de las experiencias y valores de nuestros antepasados que debemos esclarecer y reconocer. Sin embargo, el filme también sugiere que este legado no es un peso, sino una oportunidad para aprender de los errores y logros de quienes nos precedieron, y así construir un presente más pleno.
El legado de Máximo no solo moldea las decisiones de Lucio, sino que actúa como una brújula moral que lo guía en momentos clave
El legado de Máximo no solo moldea las decisiones de Lucio, sino que actúa como una brújula moral que lo guía en momentos clave. Frases célebres que evocan el sentido del deber, la justicia y la lealtad aparecen ante los ojos de Lucio, recordándole los principios que su padre defendió hasta el final. "Lo que hacemos en vida resuena en la eternidad", es una de ellas. Este legado, simbolizado incluso en objetos como la armadura y el anillo de Marco Aurelio, se convierte en una representación palpable de los valores axiológicos de base que Lucio debe abrazar para completar su transformación, estableciendo un puente entre el pasado heroico y su presente en construcción.
El honor en la antigüedad, una construcción axiológica
El honor, como valor central, es explorado en el universo axiológico de Gladiador II con una profundidad que trasciende la simple virtud personal. En la antigüedad, el honor estaba profundamente ligado a la ideología de la época, funcionando como un principio rector para los individuos y las sociedades.
El análisis axiológico del honor revela su estructura como un sistema de valores que trasciende la simple moralidad individual
El análisis axiológico del honor revela su estructura como un sistema de valores que trasciende la simple moralidad individual. Construido sobre la oposición fundamental honor/deshonra, opera como una guía de conducta práctica, como un sistema de comprensión moral y como un generador de respuestas emocionales.
Esta estructura multidimensional permite entender el honor como un mecanismo complejo que regula comportamientos sociales, construye identidades y transmite valores culturales, en este caso los de la antigua Roma. Su funcionamiento integra valores positivos (lealtad, integridad, valentía) y sus contrapartes negativas (traición, deshonestidad, cobardía), estableciendo un sistema completo de significación social.
Todo lo que ocurre en Gladiador II está mediado por el concepto de honor, que a todos ata. Sin embargo, en el caso de Lucio, su sentido del honor se convierte en un motor de cambio social, inspirando a quienes lo rodean a actuar en favor de una causa mayor. Exhorta a sus compañeros antes de la batalla final: “No estamos donde está la muerte. Donde está la muerte, no estamos nosotros".
Las transformaciones de Lucio Vero
Uno de los momentos trascendentales en el arco de Lucio es su transición de la venganza a la justicia. Inicialmente consumido por el deseo de vengar la muerte de su esposa, Lucio aprende a canalizar su ira hacia un propósito más noble: restaurar el orden y la paz en Roma. Este cambio no solo lo define como líder, sino que también refleja la evolución emocional y moral que lo acerca al legado de su padre.
El resentimiento de Lucio hacia su madre, Lucilla, por decisiones pasadas marca otro conflicto interno significativo. Sin embargo, a lo largo de la narrativa, Lucio experimenta una reconciliación emocional que no solo lo libera de su ira, sino que también fortalece los lazos familiares, derruidos por la persecución de que fue victima en su niñez. Su experiencia nos actualiza que la ira proviene de nuestro apego insano a lo que debemos soltar, y que sentimos arrebatado de nuestras vidas.
Lucilla, madre de Lucio, también enfrenta un conflicto axiológico, que ocurre entre su deber político de salvar Roma y su amor maternal por proteger a su hijo. Esta dualidad añade una dimensión trágica y compleja a su rol narrativo, mientras lucha por equilibrar ambas responsabilidades, reflejando los dilemas eternos entre el deber y el amor.
La manipulación discursiva de Macrino
Lucio y Macrino representan dos caminos diametralmente opuestos hacia el poder. La trayectoria de Lucio evoluciona desde la venganza personal hasta convertirse en un líder legítimo cuyo objetivo es "liberar a Roma de hombres como ellos", manifestando un compromiso con el bien común por encima de la ambición personal.
En contraste, Macrino emerge como un manipulador que emplea distintas modalidades de influencia discursiva según su objetivo ambicioso. Le afirma a Lucio: "Veo algo en ti. Lo vi desde el principio". Dice Lucius: "¿Qué es?" Y contesta Macrino: "Ira. Y esa ira es tu don. Jamás la dejes ir. Te va a llevar a la grandeza". Así Macrino ejerce la influencia de la tentación al identificar la ira de Lucio y redefinirla como un "don", presentándole la grandeza como recompensa si abraza sus impulsos negativos.
El viaje de Lucio culmina en su papel como liberador de Roma
Con Caracalla, emplea la modalidad de influencia discursiva de la intimidación al advertirle que "Geta le culpará por el caos resultante", manipulando sus miedos y paranoia. Presenta la amenaza implícita de pérdida de poder para forzar el fratricidio. Para Macrino, su objetivo final es el mismo - alcanzar el poder - pero adapta sus tácticas manipuladoras según el blanco y la situación, revelando su naturaleza fundamentalmente corrupta, en contraste con la integridad de Lucio quien mantiene sus principios incluso en la adversidad. El desenlace, con la derrota de Macrino en el río y el triunfo de Lucio, simboliza la victoria del valor del recto deseo sobre la manipulación del poder, del honor sobre la ambición desmedida.
El viaje de Lucio culmina en su papel como liberador de Roma, un acto que no solo lo redime a nivel personal, sino que también lo erige como un líder legítimo capaz de restaurar la paz y el orden.
La liberación interior de Lucio
En última instancia, el arco de Lucio no solo se refiere a liberar a Roma, sino también de liberarse a sí mismo de las cadenas del resentimiento, la ira y el dolor. Al abrazar el legado de su padre, Lucio encuentra su propósito y construye una identidad que integra lo mejor de ambos mundos: el honor de Máximo y su propia visión de justicia.
Al igual que su padre, Lucio completa su arco de personaje al transformar sus motivaciones iniciales de venganza en un compromiso con el bien común. Lucilla le afirma: "Lucius, utiliza la fuerza de tu padre. Su nombre era Maximus... y lo veo en ti". Este paralelismo rinde homenaje al legado de Máximo, el poder de los valores para guiar y transformar tanto al individuo como a la sociedad.
La película propone una reflexión profunda sobre el determinismo y la libertad
El arco de Lucio Vero en Gladiador II es un viaje épico de transformación interior. A través de esta evolución, la película propone una reflexión profunda sobre el determinismo y la libertad: nuestro pasado moldea quiénes somos, pero no dicta quiénes podemos llegar a ser.
El verdadero heroísmo de Lucio reside no en seguir ciegamente los pasos de su padre, sino en elegir conscientemente encarnar y actualizar los valores axiológicos que Máximo representaba, transformando un legado de honor personal en un compromiso con el bien común.
Esta transformación indica que los valores, entendidos como las mejores prácticas sociales, no se heredan pasivamente, sino que deben ser redescubiertos y reinterpretados por cada generación en su propio tejido histórico.
James Fernández Cardozo / PhD Análisis del Discurso