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Hace unos años escribí sobre los pueblos marginados en España como eran los vaqueiros de alzada, hoy añado uno más, los golluts del Pirineo gerundense.
El Diario de Barcelona en el año 1851 publica la noticia sobre la existencia de un enano y decía lo siguiente:
“Acaba de llegar a esta capital procedente de Frasanet en la provincia de Gerona, de donde es natural, Pedro Roca, soltero, de treinta años, el cual se hace notable no tan sólo por su baja estatura, sino por el gran número de extraordinarias papadas que en forma de disformes bolsos, cuelgan de su garganta. Este infeliz para colmo de su desdicha es además sordomudo y todos sus sentidos se hallan sumamente embotados. Viste un traje español antiguo. Con dificultad puede andar y saludar al mandato de su padre, a los que van a visitarle. Este es un anciano septuagenario que goza de completa salud, y sus facultades intelectuales están muy despejadas. No dudamos que semejante fenómeno llamara la atención de los naturalistas y personas curiosas”.
El investigador escocés David MacRitchie, el primero en fotografiarlos, o el abogado y antropólogo canadiense Robert Grant Haliburton, decía que “sentía una auténtica pasión por los golluts al creer que se trataba de una raza prehistórica reminiscente en Europa”, según recoge en el libro, que va por la segunda edición.
El libro” Els misteris dels golluts o nans de Ribes”, de Miquel Sitjar y Joaquim Roqué, narra la presencia de esa comunidad que fue objeto de discriminación social a lo largo de muchos años.
En agosto del año 1886, el diputado del Congreso, Miguel Morayta, que estaba de vacaciones en un balneario de Ribes de Freser, dio a conocer en un artículo publicado en el diario “El Globo” el nueve de septiembre del año 1886, sobre los golluts, y colaboró el antropólogo y zoólogo alicantino Manuel Antón Ferrándiz.

Los golluts fueron una comunidad de hombres y mujeres enanos que vivieron en el valle de Ribes hasta bien entrado el siglo XX. Su nombre les viene debido a que muchos de ellos desarrollaban el bocio, una tumoración en el cuello que aparece a consecuencia de la falta de yodo y una disfunción en el funcionamiento de la glándula tiroides.
Era una comunidad que se caracterizaba por su baja estatura, por tener bocio, aunque no todos ellos y por su forma de vida, endogámica, austera y completamente aislada de los otros vecinos de un municipio que en aquel entonces estaba haciendo la transición de un turismo de salud a un turismo de ocio.
Los Golluts eran dóciles mendigos que explotaban su miseria secular, pedían limosna de forma habitual en los meses de verano, en los que el deshielo les permitía ar con los visitantes de la zona.
Se asocia la discapacidad de los torcidos a una disfunción de la glándula tiroides que facilita la aparición del bocio. Como vemos, tenían un bocio que deformaba sus caras hasta convertirlas en una caricatura grotesca. Debajo de la laringe se les formaba una bolsa de grandes dimensiones, que se movía muchísimo al andar.
Sin embargo, otros factores pueden influir en el desarrollo de la enfermedad, fue un consumo continuado de aguas poco yodadas o la ausencia de pescado en la dieta. Esta carencia de pescado y de huevos en sus dietas determinaba, si lo vemos desde una dilatada perspectiva temporal, que el cretinismo campara a sus anchas.
Estas carencias pueden desencadenar, después de varias generaciones, una población de poca estatura y bocio endémico.
Medían un metro y quince centímetros de altura. Tenían el metacarpio muy desarrollado, eran bastantes anchos de caderas con rasgos faciales muy característicos y homogéneos, poco dimorfismo sexual [1], cabellos rubios, desgarbados, cara redonda, pómulos prominentes y mandíbula muy desarrollada que les da una apariencia cuadrada con la nariz chata, la boca grande y los labios carnosos.
Los ojos horizontales, los lagrimales están más bajos que el extremo de los ojos, dotándolos de un aire oriental. Todos los hombres son barbamecos.
Eran personas que solían padecer el síndrome de Down y que además tenían una mala y poco variada alimentación, con una gran carencia de higiene, sumada a una ignorancia abrumadora convertía en bestias humanas a estos hombres y mujeres de talla corta.

Los torcidos vivían repartidos en diferentes poblaciones y casas del valle. Existía una comunidad instalada en la Villa de Arriba de Ribes de Freser. También había golluts en pueblos cercanos como Les Lloses, Ventolá, Batet, Tregurá, Vallfogona de Ripoll y otros.
Sin embargo, no parece ser un fenómeno exclusivo del Valle de Ribes, ya que también se documentan en Gualba y en lugares de Aragón en el Moncayo, en la sierra de Alcubierre; en Castilla en la sierra de Guadarrama y en Andalucía sobre todo en Almería.
Muchas veces eran objetivo de burlas y desprecios que no han dejado testimonio en las fuentes. Las fuentes episcopales como eran los bautizos, comuniones, bodas, defunciones tampoco han aportado ninguna solución sobre el origen de esta comunidad, ya que en los registros no señalaban las disfunciones físicas o psicológicas.

Los golluts habitualmente eran vendidos a alquilados por sus familiares a circos ambulantes para su exhibición, y de esta forma conseguían unos ingresos extras sus familiares o los dedicaban a la mendicidad.
Lo más probable es que el origen se encuentre en su propia marginalidad, ya que la unión de personas con la misma enfermedad podría haberla perpetuado generación tras generación.
El estigma principal de esta extraña comunidad pirenaica, con independencia de la miseria, marginación, endogamia, rechazo, pésimas condiciones alimenticias, aguas sin yodo y bocio era debida a su forma fisiológica y su nivel cultural pésimo. La duración de su vida era bastante más corta que el resto de la población española.
Esta presentación de golluts significó un fuerte debate que ya se estaba produciendo en aquellos años la expansión de las teorías de la evolución darwinianas y ésta se enfrentaba al pensamiento ultraconservador de la iglesia y más en particular la española.
Miguel Morayta de Sagrario y su papel en esta historia
Era catedrático de historia en la Universidad Central de Madrid, abogado y fue el que puso en conocimiento de la población española la existencia de los golluts a través de un artículo en prensa.
Esta historia levantó una gran polvareda intelectual. Morayta que destacaba por su anticlericalismo y ya había sido excomulgado por la iglesia española, pues había puesto en duda la existencia del Diluvio Universal.
Fue diputado republicano. Fue fundador del “Eco universitario” junto con Canalejas y Emilio Castelar. También fue ex secretario de la Junta Revolucionaria en Madrid en el año 1968 con el estallido del llamado Sexenio democrático.

Fue nombrado secretario general del ministerio de Estado durante la I República en el año 1873. Fue miembro fundador del Gran Oriente Nacional de España donde consiguió el cargo de Gran Maestre en el año 1889.
Miguel Morayta era consciente de que al contar estos hechos de los golluts en la prensa, se generaría un enfrentamiento entre los partidarios de la teoría de la evolución por un lado y por el otro los conservadores de la iglesia española y los higienistas.
Participaba en este artículo, Manuel Antón Ferrándiz, que era miembro de la Academia de Ciencias Naturales, además era antropólogo y zoólogo, licenciado en Física y profesor de la Universidad Central de Madrid y director de antropología del Museo de Ciencias Naturales.
La iglesia en la encíclica del Papa Pío IX propugna la sumisión incondicional a las políticas vaticanas. De esta manera, cinco años después se habla del dogma de la infalibilidad del Papa.
En un momento de grandes cambios científicos, la iglesia se arroga para sí el derecho de la educación de los hombres. En aquellos años en Europa se empezaba ya a dejar la educación en manos de los Estados laicos.
La iglesia empieza a condenar a la ciencia en general, debido al enorme peligro espiritual que significaba instruir sobre el racionalismo o sobre el ateísmo, pues eran los dos grandes males que consideraba la iglesia que se daban en ese momento en la humanidad.
Obliga a los cristianos a no aceptar aquellos aspectos descubiertos por la ciencia y que fueran contrarias a la doctrina de la Biblia y avisaba que muchos de estos descubrimientos científicos eran graves errores con apariencia de verdades.
La iglesia se negaba a aceptar ciencias como la geología, la arqueología y la antropología y no dudaban en excomulgar a quienes mostraban estas ciencias. Así por ejemplo, castigaba a quien pusiera fecha en la creación de la Tierra pues la iglesia ya la había establecido y así en todos los aspectos que supusieran una mejora en los avances científicos.
Los cristianos integristas que se situaban en determinadas instituciones educativas como era la Universidad de Barcelona, tardaron ocho años en responder y lo hicieron a través del Congreso Católico Científico.

La respuesta vino por parte de un catedrático en hebreo y su respuesta se basaba en la Verdad Rebelada, como única explicación a la aparición del hombre perfecto y que semejante aberración de los golluts podía hacer caer a la inocente juventud cristiana española en el pecado mortal y en el castigo eterno.
España era uno de los países más reaccionarios de Europa debido al dominio total de la iglesia española. Sin embargo, hubo intelectuales españoles en profundizar en el racionalismo científico sin considerar la variante de la fe cristiana.
Esto llevó a muchos de ellos a estudiarlos para clarificarlos a pesar de que esto pudiera tener graves consecuencias en el ámbito personal.
Fuera de España también existían casos semejantes a los golluts como sucedía en Francia o Italia. Pero en estos países se elaboraban planes sanitarios para tratar de erradicar estas situaciones. Sin embargo, en España se siguió ocultando durante muchos años y sin atender estos problemas médicos.
BIBLIoGRAFIA
Atienza, Juan G. “Guía de los pueblos malditos españoles”. 1985. Editorial S.A, Arin. Barcelona.
Donadiu Puignau, M. Delphiu. “L’origine dels nains de la valleé de Ribas”. 1985. XXX Congrés Scientifique International des Catholiques. Sociéte Belge de Libraire.
Ferrerons Ruiz, Ramón. “Els nans de la vall de Ribes”. 1993-1994. Centre D?Estudis Comarcals del Ripollés.
Gascón Ricao. Antonio. “Golluts, los enanos de los Pirineos”. 1998. Karma-7. Barcelona.
Nadal Lacaba, Rafael. “Ensayo sobre la determinación de las principales causas de los bocios o labanillos, que padecen algunos habitantes del norte de Cataluña”. 1830. Real Academia de Medicina de Cataluña.
[1] El dimorfismo sexual es definido como las variaciones en la fisonomía externa, como forma, coloración o tamaño, entre machos y hembras de una misma especie. Se presenta en la mayoría de las especies, en mayor o menor grado. Muchas veces en la pubertad la aparición de la mayoría de estos rasgos es estimulada por la producción hormonal (de andrógenos o estrógenos), que está determinada por el código genético, y puede ser atrasada a través de bloqueadores de la pubertad.